Ricardo Anaya lo puso en blanco y negro, brutalmente: En los primero 190 años de vida independiente México acumuló una deuda pública de 10.55 billones de pesos; en sus primeros siete años el régimen populista endeudó al país con 9.5 billones de pesos. En sólo siete años contrajo prácticamente la misma cantidad que en casi dos siglos.
Desde el gobierno de Felipe Calderón el crecimiento de la deuda ha sido irresponsablemente acelerado. Fox entregó el país con una deuda de 1.7 billones de pesos, Calderón la elevó a 4.36 billones, Peña la hizo crecer hasta 10.05 y López Obrador la disparó hasta los 17.4 billones, la más grande en la historia. Siete mil billones de pesos en deuda pública sólo en los seis años del presidente que prometió jamás endeudar al país.
Una reacción sensata de la presidenta Sheinbaum sería frenar el impulso alcista de la deuda pública, sabe que siguiendo así fatalmente llegará el momento en que truenen las finanzas nacionales, en esa dinámica no hay forma de poder evitarlo, llegamos al punto de hacer un hoyo para tapar otro, es decir contratar más deuda para pagar los intereses de la deuda contraída previamente. Irracional.
Pues no, la Presidenta continúa con la misma dinámica de su predecesor. En su primer año hizo crecer la deuda en 1.279 billones dejándola en 18.830. Así continua, la Ley de Ingresos de la Federación aprobada ayer por diputados y senadores de Morena, Verde y PT contempla un endeudamiento de 1.7 billones de pesos, elevándola a 20.5 billones, si los diputados no autorizan extensiones. Recuerde a los abyectos que aprobaron esa barbaridad, tengámoslos muy presentes cuando las finanzas quiebren.
La deuda pública del país alcanzó su mayor pico (y sigue creciendo) durante el régimen cuyo primer presidente y líder absoluto del movimiento prometió no endeudar al país (como dije antes), sobre la promesa de que barrería la corrupción como son barridas las escaleras, de arriba hacia abajo. Así, se ufanó diciendo una y otra vez, alcanzará para todo, pues también prometió no aumentar impuestos.
La desmesura de su megalomanía son las mega obras convertidas en elefantes blancos; una refinería que no refina, un aeropuerto internacional vetado por el gobierno de los Estados Unidos y un tren maya que debe ser financiado por el gobierno, a falta de pasaje suficiente. Junto a esos barriles sin fondo que hoy son una carga adicional al presupuesto federal, el financiamiento electoral de su partido en forma de programas sociales, dotado con casi un billón de pesos este año.
El resultado de esas locuras no lo hemos visto porque los indicadores macroeconómicos que tanto critican al neoliberalismo, permanecen estables: peso bien frente al dólar, inflación aceptable, pérdida mínima de empleo y aunque el crecimiento económico es marginal, no hemos caído en recesión. Si atendemos a esos indicadores estamos bien, la economía nacional sigue estable.
Sin embargo, aquí lo que debemos preguntarnos es cuánto aguantarán las finanzas, sometidas a la máxima presión. Imagine a una familia irresponsable y dispendiosa que gasta más de sus ingresos, sin preocuparse de pagar las deudas contraídas. Pide y pide simulando que nada pasa, pero en algún momento sus acreedores le dirán basta, entonces se cobrarán con lo que tengan.
Desde los errores del 94, una combinación de la soberbia de Salinas y la inexperiencia de Zedillo, México había conseguido relevos sexenales sin alteraciones financieras. Un cuarto de siglo sin crisis económicas, en buena medida por la disciplina financiera de los gobiernos anteriores. Deseo sinceramente ser pesimista inconsciente, estar equivocado, pero lo que advierto del endeudamiento irresponsable, es que mañana o pasado las finanzas tronarán y todos sufriremos sus estragos. Pagaremos los excesos a un precio altísimo, lo hemos visto antes.
Detienen a la de ya esa locura dispendiosa tirando dinero sin desarrollar al país, obsesionados en seguir distribuyéndolo con criterios electoreros, o las finanzas colapsan. El usurero sistema monetario internacional no perdonará ni un centavo y ellos jamás pierden. De la misma manera han tronado a decenas de paises, prestando más y más conscientes de que llegará el momento de que no podrán pagar.
El mentecato de Anaya me cae mal, pero reconozco que lanzó una llamada de alerta que los mexicanos debemos escuchar, pues el régimen jamás lo hará, ellos mantendrán el dispendio, de otra forma no sostienen al régimen.












