LOS GOBIERNOS de la Cuarta Transformación han roto todos los récords impuestos históricamente por los anteriores del PRI y del PAN. Récords, sí, pero en inseguridad, desapariciones, violación de derechos humanos, violencia, destrucción de instituciones, corrupción y otras “linduras” que sólo pueden lamentarse por el daño que le han causado al país.
Triste la realidad nacional que parece a punto de naufragar, hundida por los excesos y ambiciones de quienes hoy ostentan el poder absoluto. La hegemonía, tarde o temprano, conduce a los extremos, y este no es la excepción.
Ahora, la aplanadora legislativa de Morena y sus aliados aprobó el Presupuesto 2026, que incluye un nuevo y billonario endeudamiento, lo que significa que entre López Obrador y Claudia Sheinbaum habrán acumulado una deuda de 10.2 billones de pesos en apenas seis años.
Una barbaridad si se considera que a ese monto se suman otros 10 billones que el país arrastra desde hace casi dos siglos, alcanzando un total de 20.2 billones de pesos. Es decir, se endeudaron en seis años lo que liberales y conservadores tardaron 200 en acumular, cuando el propio López Obrador y su movimiento prometieron no recurrir a deuda externa y pagar parte de los préstamos internacionales.
¿A dónde va tal cantidad de recursos? Porque la obra pública es prácticamente imperceptible, y mientras tanto se retiraron presupuestos a salud, educación, seguridad pública, al campo, guarderías y fideicomisos, además de haber desmantelado órganos autónomos. Es una pregunta nacional que millones de mexicanos se hacen, pero desde el oficialismo no hay respuesta.
Imposible creer que todo se destina a los programas sociales; eso sólo sería posible si los beneficiarios recibieran cantidades millonarias al año, algo que evidentemente no ocurre.
A este ritmo, el país se encamina al colapso, sin posibilidades reales de pagar esa deuda, y sin una estrategia clara sobre cómo hacerlo. Una carga así sería impagable en al menos tres o cuatro generaciones, si es que existiera la voluntad de contener el gasto y dejar de pedir dinero, lo que parece también inviable.
EN LA RELATIVIDAD política, el 2027 puede parecer lejano para el ciudadano común, pero no para quienes aspiran a una candidatura: para ellos, las campañas reales y formales parecen estar a la vuelta de la esquina.
Esta semana apareció el mensaje “Amor por Chihuahua”, alusivo a una asociación civil que se perfila como plataforma política auspiciada por la secretaria del Bienestar, Adriana, o por alguien muy cercano a su grupo.
Y ayer, el secretario estatal de Seguridad Pública, Gilberto Loya, estrenó bardas con el lema: “aGILizante lo construimos juntos YA”, acompañadas de su silueta, el contorno del estado y los colores del PAN.
En la lista de aspirantes a la gubernatura ya figuran nombres conocidos: Andrea Chávez, Juan Carlos Loera, Cruz Pérez Cuéllar, Marco Bonilla, Jesús Valenciano y hasta Daniela Álvarez. No se descarta tampoco a Mayra Chávez, delegada del Bienestar, quien ha dicho estar “a la orden”, aunque sin bardas ni espectaculares… por ahora.
BUENO, más vale prevenir que encabritarse. Si usted planea andar por el primer cuadro de la ciudad o el Centro Histórico durante el Día de Muertos, tome precauciones: habrá desfile conmemorativo y varios cierres viales.
Desde las 16:00 hasta las 20:00 horas, la avenida 20 de Noviembre, en su cruce con Venustiano Carranza, permanecerá cerrada.
El desfile bajará hacia el norte hasta Aldama, donde se ubica el Palacio de Gobierno, y continuará -en sentido contrario- hasta llegar al Palacio Municipal, sobre Independencia y Victoria.
El año pasado asistieron alrededor de 40 mil personas, y para esta edición 2025 se espera llegar a 50 mil.
Vale la pena asistir: la creatividad de los chihuahuenses es extraordinaria, y el desfile siempre deja imágenes memorables con catrines elegantes y damas cadavéricas, tan imponentes como artísticas.












