ODESSA, Texas (KOSA) – En el campus de UT Permian Basin, el profesor asistente Dr. Amin Davoodi enchufa su correo electrónico.
“En Estados Unidos, comencé a dar clases como estudiante de doctorado en la Universidad de Texas A&M en 2016″, dijo Davoodi.
Pero el correo electrónico solo puede llegar hasta cierto punto. Ahora mismo, a Davoodi, nacido y criado en Irán, le resulta difícil comunicarse con su familia allí.
“No tienen Internet. El gobierno cerró la red”, dijo.
Este cierre se produce en respuesta a las protestas masivas en Irán -y en todo el mundo- por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años.
Amini fue detenida en Teherán el 13 de Septiembre por la policía de la moral islámica por mostrar demasiado pelo bajo su hijab.
“Van por la calle, y normalmente tienen como objetivo a las chicas y a las mujeres”, dijo Davoodi.
Mientras estaba bajo custodia policial, Amini cayó en coma. Murió tres días después. La policía ha negado los informes de que la golpearon con una porra y le golpearon la cabeza contra un coche mientras estaba detenida.
El incidente ha desatado la indignación en todo el mundo, instigando protestas masivas en apoyo de los derechos de las mujeres en Irán.
“Nuestra oficina ha recibido numerosos vídeos verificados sobre el trato violento que reciben las mujeres, que incluyen bofetadas en la cara, golpes con porras y lanzamientos contra furgones policiales”, ha declarado Ravina Shamdasani, portavoz de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
“Lo que piden es simplemente derechos humanos básicos”, dijo Davoodi.
Es algo con lo que los iraníes han luchado desde la Revolución Iraní de 1978. Desde entonces, los derechos de las mujeres han sido metódicamente recortados.
Las protestas han sido habituales desde la revolución, pero la iteración actual destaca por la gran participación de las mujeres iraníes.
“Ahora, en sus protestas, están quemando sus pañuelos y están diciendo que estamos cansadas de esto y queremos ser quienes queremos”, dijo Davoodi.
Pero no toda la atención ha sido buena. Davoodi dijo que los iraníes se molestaron cuando la reportera de 60 Minutes, Leslie Stahl, capituló ante la petición del gobierno iraní de llevar un hijab durante una entrevista en Irán, petición que Christiane Amanpour rechazó cuando el presidente iraní hizo una petición similar para una entrevista días después en Estados Unidos.
“Me negué muy educadamente en mi nombre y en el de la CNN y en el de las periodistas de todo el mundo, porque no es un requisito”, declaró Amanpour a la CNN.
Con Internet restringido, el pueblo iraní confía en Occidente para difundir la historia de Amini a través de #MahsaAmini, para ayudar a mantener su historia viva y en las noticias.
“Lo que el pueblo iraní quiere es muy parecido a lo que quiere el pueblo estadounidense”, dijo Davoodi. “Quieren tener paz y tranquilidad en la vida. Quieren tener dignidad, y quieren poder elegir quién quieren ser”.