La vida está llena de continua transformación. Todo a nuestro al rededor está cambiando. Tanto el macro cosmos como el micro cosmos experimentan continuos cambios. La transformación es un proceso por el cual se logra cambiar algo en otra forma.
Así como el mundo cambia, el ser humano necesita ser trasformado. Esa trasformación comienza en un encuentro con Cristo, Debemos de entender que no somos modelos terminados, somos obras en proceso, Dios desea trabajar en nosotros cada día para parecernos más a Él.
Una persona que tiene un encuentro con Dio, jamás vuelve a ser el mismo, su transformación es real. Existen miles de historias de personas que han venido al Señor, asesinos, agresores, adictos, enfermos, etc. y un momento en la presencia de Dios fueron trasformados y nunca más fueron los mismos. Entre ellos podemos mencionar al apóstol Pablo quien en Hechos 22:6–11 describe su encuentro con Jesús y la trasformación de su vida.
En segundo lugar, el cambio que viene por medio de la transformación del entendimiento. El mismo apóstol Pablo dice: “No os conforméis a este siglo, sino TRANSFORMAOS por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” (Rom. 12:2)
“Renovación de vuestro entendimiento», esto es, el ajuste de la visión moral y espiritual y del pensamiento a la mente de Dios, al pensamiento de Dios, que tiene como propósito llevar a cabo un efecto transformador sobre la vida.
Hay un personaje en la Biblia que puede traer mucha luz a este tema y ese es Jacob y su encuentro con Dios en Peniel (Leer Génesis 32:24-32) Jacob, nieto de Abraham a quien se le dio promesa de gran descendencia y prosperidad. Para que Dios cumpliera sus planes en la vida de este, tenía que realizarse una transformación total en la vida de Jacob. A lo largo de su vida, la historia relata cómo, mediante su astucia y engaño, tuvo que huir de su casa e involucrarse en una vida muy difícil. Los resultados hablaban por sí solos: su hermano lo quería matar, no volvió a ver más a sus padres, su suegro lo engañó tres veces. Sin embargo en medio de su huida, Dios reveló su propósito con él. Dice en génesis 32:24 “Y Jacob se quedó solo, y un varón estuvo luchando con él hasta rayar el alba” Jacob se quedó a solas con Dios y lucho en oración toda la noche, y fue transformado, ya no sería Jacob el “usurpador” ahora sería Israel, “el reinara con Dios” El cambio del nombre, simboliza el cambio de carácter. Dios borraba su pasado, y le otorgaba un presente, un nuevo comienzo, una identidad renovada, una función en el propósito eterno, en la voluntad de Dios. Jacob se quedó a solas con Dios.
Jesús nos enseña en la oración modelo, “Tu cundo ores entra a tu aposento y cerrada la puerta ora a tu Padre que ve en lo secreto…” (Mat. 6:6) La transformación de cualquier ser humano, en tercer lugar, comienza en quedarse a solas con Dios.
La obra de Dios en la vida de cualquier ser humano, le da una nueva naturaleza, un nuevo corazón, nuevas condiciones que generan una metamorfosis hasta llegar a la adultez, o a ser un “varón perfecto”, como lo describe la misma palabra, con cualidades dignas de admiración que reflejan la gloria visible de Su Señor y Creador (Ezequiel 11:19)