Reflexión semanal
En el marco del día internacional de la mujer, parece paradójico una celebración en tiempos que los derechos, dignidad y ser de las mujeres se han visto violentados terriblemente.
Creo que una celebración justa sería, la dignificación de la mujer, pues ellas, son merecedoras de respeto y honra. Creo que en cada una de ellas Dios ha escondido un diamante precioso: “Mujer virtuosa ¿quién la hallará? Ella es mucho más preciosa que las joyas” (Prov. 31:10) Para que el brillo del diamante que hay en cada mujer pueda salir a la luz, Dios se propone buscar en cualquier rincón de indignidad donde muchas veces han sido confinadas por alguna circunstancia complicada de la vida.
Creo que ese no es tu lugar donde deben de estar. Dios desea levantar a la mujer de lugares de abandono, de lugares de miseria, de llanto, de angustia y desesperación y ponerla en lugares de dignificación.
Pero toca no solo a los hombres dignificar a la mujer, es también la mujeres que necesita trabajar en sí misma para encontrar el brillo que hay dentro de ella. Hoy por hoy la mujer tiene la posibilidad de salir de un lugar de anonimato y empezar hacer una mujer protagonista de su propia vida brillando con su propia luz.
Y desde luego, no se trata de un himno a la “liberación femenina” ni una anti-tesis al machismo, sino que en la dignificación de la mujer trabajemos juntos hombres y mujeres, pues dignificar a la mujer, es dignificar el hogar mismo, la familia. Por eso en este día de la mujer, mi oración por la dignificación de la mujer. Y les dedico con mucho respeto y admiración un poema sin autoría que encontré en las redes “Te quiero tranquila.
Te quiero tranquila, deseo que dejes de cargar el mundo sobre tus hombros… Deja de poner a todo el mundo por encima de ti, así sean tus padres, tus hijos, tus amigos o tus jefes. Deja de comerte lo que sobra para que no vaya a la basura.
No podrás ayudar a todos los que te necesitan y estar para los que te aman si no empiezas a amarte…. Ámate como amas a todos los demás, vuélvete tu principal prioridad, ya no te trates como la segunda.
Deja de posponer el salón de belleza y de ofrecerte a tomar la foto para no salir en ella. Yo te quiero tanto que podría sentarme a escucharte en un parque, en una banca, ni el café me haría falta. Yo no te quiero a dieta, ni delgada, ni loca de fitnes…..
Te quiero sana, te quiero guapa, te quiero así divina pero con las ganas de hacer las paces contigo, con esa mujer que se ha dejado el cabello desatendido y no recuerda cuando fue la última vez que estrenó algo. Porque pararte frente al espejo a ponerte linda, no te hace menos mamá, menos tía, menos abuela, menos mujer, menos esposa o menos profesional.
Porque mientes al decir que nadie te mira, ¡te miras tú! Yo quiero que te dediques un momento a hacer algo para ti, una lectura, un proyecto, una caminata, una visita que te guste a ti. ¡Crece como una mujer independiente, sabía y feliz! El mejor y único compromiso es amarse y respetarse a sí misma. Te quiero así grande, única y feliz”
Se feliz, celebra, canta, ríe cada día de tu vida. Un abrazo y una oración con los mejores deseos a cada mujer, ¡Muchas felicidades!