*Está negado a que su popularidad cae
*A menos aceptación; mas polarización
*Las encuestas alimentan su exaltado ego
*En las sombras, Corral urde asalto a MC
*Arial dispuesto a inmolarse por el PRI
Los datos que hoy entregó el Financiero, como muchos suponíamos, son la respuesta estadística al enojo exacerbado de López Obrador. Según su encuesta la aprobación del Presidente cayó de 60 a 54 por ciento, contra un 43 de aprobación, en el curso del último mes. El brusco descenso en sus niveles de aceptación es por el escándalo de la llamada “casa gris”, dato que también documentó el rotativo; el 46 por ciento de los encuestados considera que hubo posible conflicto de intereses, el 40 que se trata de ataques al Ejecutivo.
Ésta información, seguramente recibida en cortes diarios y estratificada, la conocía desde los primeros días posteriores a la publicación de Latinus, en Palacio hacen mediciones diarias. El hecho explica la vehemente ofensiva contra medios y comunicadores, lleva más de un mes intentando revertir el descrédito social por la vida de príncipe saudita que se da el mayor de sus hijos, mientras él pregona como estribillo “somos diferentes, ya no hay influyentismo ni corrupción”. Ahora pocos le creen.
Como es costumbre, el Presidente tiene sus propios datos y en ellos “no le han quitado ninguna pluma a su gallo”, convencido de que sigue con niveles de aceptación que ronda el 70 por ciento. Un presidente que alimenta su ego de la popularidad, que gobierna sin dejar de mirar las encuestas y que confunde el buen gobierno con aceptación popular, jamás reconocería un retroceso. El poder desgasta a los conservadores, a él jamás, es la encarnación del pueblo.
Sin embargo, en su fuero interno sabe sin lugar a dudas que pierde credibilidad, realidad que lo incomoda en grado extremo haciéndolo reaccionar de la única manera en que sabe hacerlo: desdoblándose en ataques sucesivos y feroces contra instituciones, medios y personas que considera adversarios, causantes de su tropiezo popular.
Atrapado entre los datos que le disgustan y la Revocación, endurecerá la narrativa reduciéndola a una simple ecuación matemática: a menor aceptación; mayor polarización social. Denostando ganó la Presidencia, así se ha mantenido y de la misma forma espera refrendarla el 2024. Es lo que sabe hacer, es lo que hará.
¿Contra quien dirigirá sus secreciones de rencor? Es fácil inferir que al soltar los medios concentre nuevamente su atención en el INE, falta sólo marzo más diez días de abril para la revocación y nadie fuera de su entorno próximo tiene presente la fecha. El ejercicio será un absoluto fracaso, en consecuencia necesita ir preparando el camino para señalar culpables. Quién mejor que el INE, su particular villano favorito.
Vuelva o no sobre el INE, en las próximos semanas y meses veremos a un Presidente cada vez más radicalizado, pues fatalmente su popularidad seguirá cayendo, es la ley del poder. Nada le importa sino ganar las elecciones y, obtusamente, sigue creyendo que los mexicanos elegirán pensando en su persona, no en los candidatos, intentará frenar o revertir su caída ofendiendo a otros. No le cabe en la cabeza que serán otros quienes estén el la boleta, convencido está de que la elección depende de su popularidad y de nada más.
Rompeolas
Francisco Sánchez, depositario legal de la franquicia MC, tiene motivos para estar inquieto, el fantasma de Javier Corral ronda su partido. Desde las sombras, el holgazán exgobernador urde un el asalto al partido, aprovechando la debilidad de Alfredo Lozoya, arraigado en Estados Unidos por asuntos legales. Corral avienta por delante a Miguel Riggs, último de sus leales. Es la única y desesperada oportunidad que tiene para regresar a la política, pues le urge una plataforma desde la cual ensayar sus diatribas. Sin embargo el tiburón veracruzano, accionista mayoritario, no parece convencido de entregare las siglas de su partido a un político decadente de personalidad múltiple y reconocido traidor, como Javier Corral.
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Como nos la ponga baila nuestro candidato, dicen muy seguros asesores y apoyadores de Ariel Fernández, aspirante a la presidencia estatal del PRI. Lo dicen a propósito de que se ha extendido el rumor de que pronto vendrá el delegado del CEN a coordinar la elección. El problema es que acepten el registro de su candidato, pues por lo que se sabe la convocatoria viene con nombre y apellido, los priístas apostados dentro y fuera de la renata saben muy bien de quien se trata. Sin embargo Ariel está dispuesto a inmolarse por la democracia del Partido, quiere pelea y, como Gabino Barrera, no entiende razones. Lo mejor en este partido es adelantar las decisiones, mientras más esperan más se calientan.FacebookTwitterWhatsAppCompartir