Reflexión semanal
Seria genial que nunca nos equivocásemos, sería muy bueno, pero eso es imposible, porque hay una cantidad muy grande de errores y de aprendizajes que vamos teniendo a lo largo de la vida
Todos los seres humanos nos equivocamos, absolutamente todos pecamos y cometemos errores, no hay ninguna persona en este mundo que pueda decir ¡yo nunca me equivoque, yo nunca cometí un error! Equivocarnos no nos hace menos valiosos, ni menos dignos, los errores son parte de la vida y nos brindan la oportunidad de ser mejores aprendiendo de la experiencia.
La Biblia nos dice que todos somos pecadores, y debido a esa naturaleza es que nos equivocamos y cometemos errores, unos más graves o con mayores consecuencias que otros, pero en fin, todos hemos errado alguna vez. El simple hecho de que somos personas y nuestro corazón está inclinado al mal y al error, pero aun así, como dice esta frase popular, de los errores se aprende. Es importante que a pesar de que nos equivoquemos, saquemos una lección de eso.
Si cometemos algún error es fundamental que el responsable reconozca su “equivocación”, ya que está es la única forma de crecer y seguir adelante.
Cuando reconocemos que nos hemos equivocado, que hemos cometido un error, tenemos la oportunidad de corregir. Si tú no aceptas tus equivocaciones en el hogar, nunca vas a poder tener un hogar realmente feliz. Si no aceptas que te equivocaste en una decisión, no vas a avanzar, al menos como debieras.
El problema con Adán no fue que se haya equivocado, el problema es que no fue capaz de reconocer su error a pesar de que Dios le estaba dando una oportunidad para que se arrepintiera.
Dios lo sabe todo, a él no se le escapa nada. Pero él se hacia el que no sabía dónde estaba Adán. Dios le pregunta “… ¿Dónde estás tú?” (Gen. 3:10)
El error de Adán fue que huyo de la presencia de Dios (Gen. 3:9) La solución no es huir del problema, la solución es enfrentar el problema, siempre que huyas del problema lo único que va a pasar, es que va a crecer el conflicto.
Busco excusas “…La mujer que me diste por compañera, me dio del árbol…” Las excusas nos llevan a cometer otros errores, caemos en la mentira y contradicciones y nos hacen mediocres.
No asumió su responsabilidad. Adán descuido a su mujer, por eso Dios lo llamo a él para pedirle cuantas aunque la que lo indujo al error fue Eva. V 10 a “Mas Jehová Dios llamó al hombre” ¿Cuál es tu responsabilidad en la vida? De qué cosas tú tienes que responder.
La solución es clamar por el perdón de Dios. A veces nos equivocamos de tal forma, pecamos tan cruelmente contra Dios que sentimos que no somos merecedores del perdón de Dios, pero aun así Dios está siempre dispuesto a escucharnos cuando clamamos humillados ante él, con un corazón arrepentido.
David fue un rey que tuvo muchos errores, y pecados terribles, adulterio y homicidio, no fue el mejor padre, pero aun así, Dios dijo que “David, hombre conforme al corazón de Dios” ¿Por qué?, porque David después de cometer eso tan terrible, sintió el profundo pesar del pecado en su corazón, y con lágrimas humillado ante Dios, clamo por su perdón, y Dios, que es grande en misericordia, lo perdonó.
Cada vez que te equivoques, cada vez que cometas pecado, cada vez que tomes una mala decisión, clama a Dios como lo hizo David y pídele que te perdone, él lo hará.