De antemano sabemos que Dios es amor. Su palabra nos enseña que Él es Dios de lo imposible y que muestra su fiel amor al mundo y cumple sus promesas. Sin embargo, hay personas que dudan de la bondad de Dios y Su palabra. Se cuestionan ¿Por qué hay tanta maldad en el mundo? ¿Por qué tanta injusticia? ¿Por qué mueren inocentes? ¿Por qué no castiga Dios a los malvados? ¿Por qué tanta maldad en la tierra? El enemigo les ha hecho pensar que Dios es un Dios vengativo, tirano y duro. Muchos buscan a Dios por medio y no por amor.
El libro de Job nos muestra el gran conflicto entre el bien y el mal. Nos enseña que las calamidades, los desastres y las crisis no son castigo de Dios, y que mientras vivamos en este mundo, habrá dolor, aflicción y muerte. Desde que entró el pecado en el Edén, trajo consigo mismo miedo, el dolor y la muerte.
Jesús nunca prometió que esta tierra solo tendríamos primaveras, Él dijo claramente que tendríamos dificultades (Juan 16:33) Pero Su promesa es “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20) Una cosa es caminar en la vida solo, y otra cosa es caminar con la compañía del Dios que todo lo puede, la decisión es muy personal.
La historia de Job no muestra a un hombre que recibió noticia mala tras otra y que perdió absolutamente todo en solo día, menos la fe. Fue un duro golpe como para no levantarse, sin embargo él dijo: “Jehová dio, Jehová quitó: Sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21) Su declaración nos hace entender que aunque se quedó sin nada, seguía confiando en el Dios de los imposibles. En verdad que me sorprende en gran manera como Job se mantuvo fiel e íntegro ante la tragedia, no hay duda de que Job sabía muy bien quien es Dios.
En medio de los días malos que nos ha tocado vivir (Efesios 5:16) Dios espera que sigamos confiando en Su fidelidad. Aunque no podamos entender muchas cosas, ni encontrar repuestas a todas nuestras preguntas, sí podemos creer que en medio de todo Él se duele con los que sufren y llora por ellos, así como Jesús lloró por Jerusalén (Lucas 19:41-44)
Job en su dolor dijo: “Yo sé que mi Redentor vive y al final se levantará sobre el polvo; y después de deseca esta mi piel, en ni carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mi” (Job 19:25-27) No cabe duda de que Job conocía a Dios. Y aunque no entendía el porqué del sufrimiento, sí sabía que Dios es fiel, y es el Dios de los imposibles.
Al final de la historia, cuando la tragedia había golpeado su vida y cuerpo, Dios premió la fidelidad de su siervo, aumentando al doble todas las cosas que habían sido de Job (Job 42:10) La historia de Job nos enseña que la vida cristiana es más que una religión, es una experiencia diaria con Jesús. Que Dios nos ayude a vivir una vida de fe y fiel bajo cualquier experiencia de la vida, y que esa fidelidad encuentre recompensa en el Dios que todo lo puede.
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo