Que en México no hay medios de comunicación independientes, dice el presidente López Obrador.
Que, aunque puede haber algunas excepciones, la mayoría son “prensa fifí” o “hampa del periodismo”. “Mentirosos” y “manipuladores” que “muerden la mano de quien les quitó el bozal”. Son “medios conservadores” que “tienen una actitud política reaccionaria” y “golpista”.
Así, con actitud prepotente y agresiva, es como Andrés Manuel López Obrador descalifica, denuesta, insulta y estigmatiza a los periodistas y medios de comunicación que no se alinean a su ideología y sus “otros datos”; es decir, a los que cumplen con su trabajo como contrapeso del poder.
Total que, mientras que en México los medios y periodistas independientes se enfrentan a los ataques, censura y acoso por parte del presidente López Obrador, la ONU y otros organismos internacionales instan a los Estados a garantizar y facilitar el papel de los medios de comunicación en la democracia.
Y es que, tal como lo advierte la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, los medios de comunicación libres, pluralistas e independientes se constituyen en una institución vital y pilar de la democracia.
El asunto es que, para entender y atender el llamado de la ONU -cosa que evidentemente no ha sucedido en México- es necesario saber y asumir lo que, de acuerdo con la Declaración Conjunta sobre Libertad de Medios y Democracia, emitida hace poco menos de un año por los titulares de mandatos de libertad de expresión de las ONU, de la OSCE, de la OEA, de la CADHP y de la CIDH, significan e implican los términos “libertad de los medios”, “independencia de los medios” y “pluralismo de los medios”.
“Libertad de los medios”, según la declaración conjunta, se refiere a la libertad, la independencia y la pluralidad de los medios de comunicación, incluida la producción, publicación y difusión de contenido periodístico en todos los medios y plataformas. La “independencia de los medios” se entiende como la independencia editorial de la interferencia política y/o la captura económica, y la defensa de los estándares periodísticos profesionales a través de la autorregulación y las autoridades reguladoras independientes. El “pluralismo de los medios” es la existencia de múltiples actores, que abarcan medios públicos, privados y comunitarios, así como contenido diverso e inclusivo en y a través de los medios.
Sabiendo eso, queda más que claro por qué al presidente López Obrador no le interesa -ni le interesará- garantizar y facilitar que los medios de comunicación puedan desempeñar su papel en la democracia.
A modo de reflexión retrospectiva y prospectiva, finalizo parafraseando lo dicho por la historiadora, periodista y escritora estadounidense, Lesley M. M. Blum: La mayor tragedia del siglo XXI puede ser que hayamos aprendido muy poco de las mayores catástrofes del siglo XX. Por ejemplo, que la muerte de una prensa independiente y libre puede conducir a la tiranía y dejar a una población indefensa para protegerse contra un gobierno que desdeña la ley y la conciencia.
Aída María Holguín Baeza
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