«El pueblo de México decidió quiénes forman parte del Poder Judicial»: Claudia Sheinbaum.
-A todos se les olvida, César Duarte incluido, que está bajo proceso
-¡Tremendo escándalo. Cinco, de los 11 consejeros del INE, votaron por la No validez de la elección!
-Con ello, el TEPJF deberá discutir sobre la anulación, o no de la elección. Puede fallar en favor del régimen, pero ahí está develado el tremendo cochinero de la elección
-Argumento central, la increíble coincidencia entre los ‘acordeones del bienestar’ y los “triunfadores” del 1o de junio
-Los diseñadores de la ‘operación acordeón’ debieran comprar los boletos del «Me late», ganarían todos, de todos
No cabe duda que seguimos con la cultura ‘aldeana’ bien arraigada, acá en el lar, el nuestro, el del “Estado Grande”.
La 4T nos hizo el favor de retrotraer el tema de César Duarte, a través de la Conagua, merced a petición expresa del senador Juan Carlos Loera.
En fast track, la dependencia que lleva toda su vida ignorando los latrocinios cometidos en el uso y usufructo del agua en Chihuahua, de repente se puso ‘marrusca’ y ¡zas!, que derriba la cortina de un represón ubicado en El Saucito, uno de los innumerables ranchos propiedad del ex gobernador ballezano.
Con esa acción, Conagua recuperó para el Conchos algo así como 200 mil metros cúbicos de agua. La presa tiene capacidad para 700 mil.
Cheque usted el volumen de agua recuperado “para la nación”: La presa La Boquilla tiene una capacidad de 2 mil 846 millones 780 mil metros cúbicos.
Y El Rejón 6 millones 530 mil metros cúbicos.
De inmediato, todos los ecos de la 4T aprovecharon para ‘sembrar’ uno de los temas ‘estrellas’ de su repertorio: El elevadísimo nivel de contagio del gobierno de Maru Campos de “duartismo”.
Pero lo hacen sin mirar hacia atrás.
Y, claro, Duarte no dejó pasar la oportunidad, hasta amenazó con regresar a la política.
Pues bien, a todos se les olvidó, incluido Duarte, que está bajo proceso, que su juicio aún no empieza, que por eso no puede salir de la ciudad, que por eso tiene en el fraccionamiento (nada del otro mundo, con residentes de capas medias), en el que reside, una estricta vigilancia electrónica.
Y este aspecto, tan elemental, no es conocido por la mayoría de los chihuahuenses:
César Duarte aún debe someterse a un tribunal para enfrentar la acusación de asociación delictuosa y peculado por 96.6 millones de pesos, ambos con penalidad agravada en perjuicio de la administración pública de Chihuahua, delitos por los que fue sometido a un juicio de extradición, en el que fue vencido; por ello debió abordar un avión de la FGR y regresar a México.
Y de allá a Chihuahua.
Por tanto, hasta que no termine su juicio sabrá si puede regresar a la vida política, porque puede ser encontrado culpable de los cargos levantados en su contra, por los que puede perder libertad y derechos políticos.
Lo sabe, bien que lo sabe, aún en el caso de resultar inocente, su juicio se iría a segunda instancia y hasta la tercera y, eventualmente, llegar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación y entonces quedar bajo la jurisdicción de los juzgadores del ‘acordeón’ que, por supuesto, son ‘independientes’ y puntillosos vigilantes de la división de poderes y para nada atenderán los ‘encargos’ de la presidenta, quien ya lo señaló de robarse el agua de la nación.
¡Ah, y que todo este asunto puede tardarse, años!
No es lo único recordable de su gobierno.
Pueden exonerarlo, recuperar plenamente su libertad, pero una cosa no podrá evadir: Su enorme responsabilidad en haber hipotecado el presente y el futuro de los chihuahuenses, merced al enorme despilfarro -con unas, no detectadas en sus detalles, corruptelas que engrosaron no pocas carteras- gracias a la desmesurada deuda adquirida por su gobierno.
Además, que quien sabe en qué estatus se encuentren las propiedades de Duarte, lo cierto es que no están bajo su posesión, precisamente por estar bajo proceso y porque desde el gobierno de Corral, que tenía la obligación, -luego de asegurarlas o embargarlas- de cuidarlas, resguardarlas y en el caso de los semovientes, o venderlos, o cuidarlos, con todas las consecuencias de cuidar los animales y resguardar propiedades y valores pues eso dice la ley.
Fue un escándalo que hasta la fecha nadie sabe, nadie supo quien vendió los animales, quien cuidó las propiedades, con el añadido que quienes hacían esa tarea pueden enfrentar responsabilidades administrativas y hasta penales por no cumplir con lo que la ley establece en esos casos.
El colmo es que Corral, para ahorrarse tantos pasos, mandó que el Congreso de Chihuahua -bajo su completo control- legislara sobre la extinción de dominio.
Le aprobaron la ley, sin una sola coma añadida; se ‘quedaron’ con las propiedades, publicitaron que pasaban a propiedad del gobierno del estado y la Suprema Corte declaró que era inconstitucional esa ley, porque legislar en esa materia era facultad exclusiva del Congreso de la Unión y no de los diputados ‘aldeanos’ de Chihuahua.
Po’s tuvieron que regresarle las propiedades a Duarte.
Ahora bien, los dos bloques políticos se acusan uno al otro (bueno, los morenistas más a los prianistas, que éstos a los de la 4T) de duartistas.
Aquí, en este espacio, le hemos detallado, en quién sabe cuantas ocasiones, la larga lista de quienes fueron funcionarios y dirigentes políticos en el gobierno duartista y hoy cobran en nóminas de titulares gubernamentales de ambos partidos.
Mención aparte merece Corral.
La única diferencia entre sus administraciones es que el secretario de Hacienda de Corral es un prófugo de la justicia y el de Duarte se acogió al «criterio de oportunidad», es decir, en lenguaje popular, no ir a prisión a cambio de denunciar a otros, especialmente al ex gobernador.
Corral tuvo en sus manos, cuando estaba en el cima del poder, la posibilidad de finiquitar los dos asuntos que más rendimientos políticos le han dado fuera del gobierno: Llevar a prisión a César Duarte y a Maru Campos.
En el primer caso, bastaba con usar la acusación presentada por Jaime García Chávez -que, dijo, era “robusta”-; la escondió bajo el escritorio y en el segundo caso, a pesar de que no presentó los originales de los cheques que alegó Duarte le había entregado a Maru y César Jáuregui, se dió cuenta que la postulación de la ahora gobernadora, a la presidencia municipal en 2018 en la reelección, le garantizaba la oportunidad de contar con mayoría en el Congreso del estado para la segunda parte de su gobierno.
Hizo a un lado sus resquemores, y durante largos meses vivieron una ‘cercanísima’ relación -en los actos públicos y las consiguientes fotos- hasta que Corral decidió que el candidato del PAN al gobierno debería ser Gustavo Madero.
Maru ya andaba encampañada.
Lo demás es historia reciente.
Corral se sumó a la ‘Transformacion’ de la congruencia política hecha gobierno.
-o-
LA ELECCION DEL ACORDEON. El recuento de los vicios encontrados en la elección judicial apabulla, más porque es el relato efectuado por cinco de los consejeros del INE (Claudia Zavala, Arturo Castillo, Martín Faz, Jaime Rivera y Dania Ravel) que se opusieron a declara la validez de la elección:
Relleno de urnas, boletas planchadas, es decir, sin doblar (lo que convalida que no fueron ingresadas en la casilla), superávit de votos, es decir, los sufragios emitidos superaron el número de votantes; casillas zapato, donde los candidatos se llevaron el 100% de la votación, otras con folios consecutivos llenados con una caligrafía idéntica, otras con un porcentaje de participación físicamente imposible de alcanzar por un simple cálculo de tiempo; material electoral que luego apareció con boletas llenadas en la urna.
«Los acordeones afectaron el voto libre y secreto», dijo Martín Faz que presentó el estudio más detallado.
Estos son sus números, enervan:
«En 43 mil 231 casillas, esto es el 51% de las casillas resultaron ganadoras absolutas las cinco candidaturas para el Tribunal de Disciplina Judicial que aparecieron en el acordeón. Ocurrió en todas las entidades federativas, es decir, en el 100% de los estados…
En 22 mil 925 casillas, es decir, en 2 de cada 10, se votó por hasta cuatro candidaturas de dicho acordeón y en 1 de cada 10 por hasta tres candidaturas del acordeón.
Esto equivale que en 9 de cada 10 de las casillas se obtuvieron la mayoría de los votos, entre tres y cinco candidaturas de dicho acordeón.
En las otras elecciones, en nueve de cada 10 casillas, la ciudadanía votó de forma idéntica en una boleta.
Para la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en 57 de cada 100 casillas resultaron ganadoras las dos candidaturas que aparecieron en el multicitado acordeón… En 29 estados fue igual…
En 96 de cada 100 casillas obtuvieron la mayoría de votos una o las dos candidaturas de dicho acordeón…
En la elección de ministros de la Corte, en 23 de cada 100 votaron al 100% con los acordeones y en 60 de cada 100 se votó al menos por seis de los nueve candidatos que aparecieron en esas listas.
“Estamos hablando de 7 mil 468 millones de combinaciones. Es más fácil sacarse el Melate», concluyó.
Por su parte, el consejero Jaime Rivera argumentó: «El despliegue de miles de personas para distribuir los acordeones antes y durante la elección… Todo esto significa que la condición de libertad de votar fue suplantada por un dictado de poderes hasta ahora desconocidos que dijeron cómo votar».
¿Cómo declarar válido y normal que la mayoría de los electores hayan decidido votar por los mismos candidatos, a sabiendas de que esos candidatos aparecían “inducidos” y “recomendados” en los acordeones que la mayoría de los consejeros consideraron una práctica “antidemocrática”?
A confesión de parte, se decía antes.
La presidenta, en una más de las explicaciones y justificaciones sobre la elección judicial, declaró: «Es que resulta que el PAN y el PRI, primero, se negaron a participar, o sea, ninguno de la oposición, más allá de que no participaban como partido político, se negaron a presentar candidatos, se negaron, decidieron llamar a no votar».
¿O sea, presidenta, que Morena sí lo hizo?
¿Qué no está prohibida la participación de los partidos políticos en esa elección?
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