Hoy se termina el quinquenio y vamos por partes, 5 años de pesadilla en cuanto a nosotros los medios o quienes ejercemos el periodismo digital, radiofónico, televisivo o impreso nos fue como en feria; en cuanto Javier Corral asumió el gobierno se olvidó de que su carrera política se la debía a los medios diputación local, senaduría y diputaciones federales las alcanzo utilizando los espacios de medios que generosamente lo apoyaron publicando su columna “Rotafolio”, que triste que un exgobernador a partir de mañana haya sido el peor enemigo de la prensa, lamentable porque se suponía entre comillas que era un periodista, un comunicador y muchos así lo vimos a cinco años de distancia no podemos opinar lo mismo.
Y su interés en llevar a la cárcel al ex, gobernador Cesar Duarte, un fraude en despoblado, más bien su bandera del quinquenio diría yo para sostenerse, el caso de Cesar Duarte, se antoja como en otros temas similares recuerda usted a Raúl Salinas, por ahí viene el rollo ¡Le regresaran todo! “Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo”
Un Javier Corral en honor a la verdad un buen orador pero sobre todo bueno para criticar y dar lecciones de honestidad, de credibilidad, pulcritud, casi santo y durante su campaña a la gubernatura y sin el ánimo de defender al exgobernador Cesar Duarte, se lució tirando a diestra y siniestra, hoy podemos decir que afortunadamente se va un Javier Corral inútil, estéril, solo, lengua suelta que una cosa es hablar y otra es gobernar y en este último concepto fue un “Bueno para nada”.
Ahora se dice por ahí entre líneas que se va a MORENA, que buscara la protección de AMLO digamos pues del gobierno federal, esto nos habla que hoy que concluye su gobierno ni el mismo PAN lo quiere.
Tome en este artículo diría yo algunos recortes de prensa de amigos columnistas que colaboran con este medio y que seguramente coincidirán conmigo en cuanto a la ineficiencia del dictador que hoy se va.
La gobernadora electa de Chihuahua, Maru Campos Galván, aseguró que con trabajo, el estado saldrá adelante de la crisis provocada por el desorden financiero que dejará la administración de Javier Corral Jurado.
Hoy martes será el último día de la administración de Javier Corral. Se va en medio del descrédito y el repudio generalizado.
Despertó las más elevadas expectativas que político alguno haya concitado recientemente en el estado grande.
Esa frase, en el imaginario popular, se confrontaba con las no menos famosas de Duarte: “A lo macho que no me acuerdo” (cuando firmó un documento personal por 65 millones de pesos), y “el poder es para poder y no, para no poder” y que hoy, en el adiós de Corral, hacen que la equiparación sea natural.
Ambos gobernantes compartirán la responsabilidad del enorme endeudamiento del gobierno estatal; uno, por haber endeudado a Chihuahua al máximo de sus niveles, y el otro, por la enorme ineptitud para manejar las finanzas estatales.
Después de cinco años de conflictos, disparates, bravatas, angustias y sobresaltos, Javier Corral se va; por desgracia, Javier no tiene rancho en Chiapas (si acaso una casita en Basaseachi, que bien mirado no está lejos) y, si no me equivoco, en breve empezará a rondar por otros lares tras gente a quien fregar.
La mala leche que el mesianismo produce parece un chorro infinito, ¿se han fijado?
Bien, como ocurre siempre en estos casos, al final de una administración, quizá resultaría deseable tratar de hacer un balance; intentar, por un momento, adentrarnos en el natural claroscuro que nos depara el día a día, en la aburrida mediocridad de los distintos tonos de gris que la rutina representa, y luego del recuento, poner las cosas en perspectiva, dividirlas en negro y blanco, para luego empezar a revisarlas en sus menores detalles.
Sería deseable comprender qué ocurrió en estos cinco años, cómo y por qué. Es así, pues, como dice el lugar común (aquel que no conoce la historia está condenado a repetirla), la única forma de mejorar algo, cualquier cosa, es emprender, a posteriori, una revisión de cada uno de sus elementos, de cada minucia, de cada atasco, de cada tropiezo, de cada destello, para entender las causas de yerros y aciertos.
