Quiero ser positivo y no puedo, quiero ser optimista y tampoco. No puedo porque veo, percibo que Claudia Sheinbaum está desorientada y temerosa, como amarrada por lazos invisibles que la paralizan y, cuando aflojan, actúa de maneras extrañas, incompatibles con la inteligencia de una mujer que alcanzó la presidencia de su país. Descorazona verla con rostro de angustia junto al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, y a la secretaría de los programas electorales, Ariadna Montiel, en una foto que dice más que mil palabras. Esa imagen patética es como ver al dueño de un circo que presenció la muerte del mejor domador devorado por las fieras durante una función pública, al que le renuncian sus estrellas y le crecen los enanos, de la noche a la mañana.
En esa improvisada conferencia del viernes pasado, ofrecida apresuradamente en un hospital de Culiacán, Sheinbaum lució chiquita, insignificante, rendida frente a una realidad que la supera. ¿Porqué diablos aceptó ir a Sinaloa justo el día en que Ovidio Guzmán se declaró culpable ante una Corte de los Estados Unidos?, ¿porqué alguien con su experiencia comete un error así?, ¿quién recomendó semejante estupidez, exponiéndola como si fuese su enemiga?. Temo que la explicación es más siniestra de lo que podemos imaginar, sospecho que no decidió ir por voluntad propia, la mandaron desde Palenque para dar un mensaje de compromiso y solidaridad con los extraditables de la Lista Marco, los señalados del régimen por estar presuntamente vinculados a grupos criminales. La clica del tlatoani.
Ella cumplió conociendo las consecuencias de sus actos, como cumplió con la gobernadora Mariana del Pilar, Morena, a quien el Departamento de Estado le retiró la visa (a ella y a su esposo) por sospechas de estar involucrados con el Cartel de Sinaloa. ¿Recuerdan que, cuando el escándalo de las visas, subió un video junto a la mandataria cuestionada y la llamó mejor gobernadora del mundo y después entonaron el “es un honor estar con Obrador”?. Lo de Ovidio igual, acudió a Sinaloa y Sonora, otro gobernador de la lista, para enviar un mensaje inequívoco de que sigue siendo leal al Movimiento, al que manda escondido en un rincón de sabe dónde. Ahora, si acudió por iniciativa propia, estamos frente a una presidenta feliz con su papel secundario, el de una regenta o vicepresidenta de corre ve y dile.
Lo vengo escribiendo de meses atrás, CSP quedó atrapada entre las complicidades de López Obrador y su camarilla de políticos vinculados al crimen y la demencial calaña de Donald Trump y sus adeptos de ultraderecha queriendo someter a México con el tema del narcotráfico. Es una presidenta secuestrada por dos fuerzas superiores a ella, la inhabilitan reduciendo sus márgenes de acción a reacciones intuitivas en un juego impuesto que, obviamente, no es su juego. Para satisfacer a Trump necesita entregar cabezas del régimen, para que López Obrador no suelte contra ella la jauría, tiene que mantenerlos a salvo de la Justicia Norteamericana. Conciliar imposible.
Ojalá tenga la sangre fría, como aseguran que la tiene, soportar durante más tiempo presiones tan fuertes es una pesadilla. Ella sabe que Trump seguirá exigiendo y López Obrador obligándola a resistir, más que una decisión política es casi una batalla metafísica la que sufre su mente de científica formada en el marxismo; obedecer o perecer. No recuerdo a otro presidente que haya estado en situación más incómoda, ni siquiera las marionetas de Calles, ellos no tenían al Imperio soplando en su nuca. En algún momento decidirá si continúa honrando el pacto de impunidad firmado con el dueño del Movimiento, o se compromete con los mexicanos. Transitar en ese dilema durante todo el sexenio es imposible, el mundo cambia de prisa sin esperar a que líderes tibios tomen su decisión. El impulso de actores superiores; China, Estados Unidos, Japón, la Unión Europea, Rusia, India nos zarandean.
El destino de México, en el corto plazo, está en su decisión; si opta por seguir obedeciendo al escondido, el país podría sumirse en una de las peores crisis económicas, sociales y políticas de la historia. Muchos analistas financieros estiman que ya estamos en recesión y los datos oficiales indican que nos encontramos a un paso, imagine lo que sucedería con la economía mexicana si Trump, por ejemplo, cumple su amenaza de aplicar el 30 por ciento de aranceles a las exportaciones mexicanas. Se precipitaría el colapso económico y con él las fatales consecuencias: miseria, desabasto, inseguridad, concentración de la riqueza en las manos de unos cuantos políticos y empresarios corruptos. Para bien y para mal, ningún otro país del mundo depende tanto de la economía estadounidense como el nuestro.
No todo está perdido, como muchas veces sucede, la solución está en la misma crisis. Sheinbaum puede aprovechar la presión de Trump para entregar dos o tres cabezas significativas, desprendiéndose así de la tutela lopista. Adán Augusto se debilita cada vez más, con su Secretario de Seguridad, Bermúdez, huyendo y el gobernador May tras él; Rocha Moya ya debería estar sujeto a proceso, es parte del problema en las matanzas diarias de Sinaloa; Marina del Pilar fue la primera en resentir el puño, tiene cancelada la visa; La fama de Américo Villareal trasciende fronteras, es uno de los gobernadores más cuestionados; La familia Monreal está cargada en Zacatecas. Nombres de extraditables sobran, falta voluntad y carácter para dar el paso, si decide darlo sacudiría al Movimiento pero asumiría la presidencia.
Está en momento y condiciones de liberarse, ella no construyó las relaciones de complicidad con los criminales, no les entregó la mitad del país ni les concedió el negocio del huachicol, no los involucró en política o los hizo parte de la estructura electoral de morena. Las infamias son de López Obrador, por él van, no por ella. Sin embargo necesita armarse de valor, saltar al vacío sin red y confiar en sus habilidades personales. De mantenerse obediente a López Obrador, será juzgada por la historia como una presidenta títere, una desgracia siendo la primera mujer que alcanzó el distinguido cargo. Tengo dudas, la presión que sufre deteriora su sentido común a modo de perder el enfoque, haberse trabado en discusiones públicas con el abogado de un criminal confeso así lo demuestra. No puede caer más, el país está cayendo junto con ella.