El inopinado activismo mediático de César Duarte, litigando en público un asunto de suyo perdido, ha generado las más diversas versiones en el estrecho mundillo de la política chihuahuita. Los más reaccionan con una expresión muy norteña, “se ha vuelto loco”, quienes suelen buscar explicaciones coherentes en todo movimiento u acción se preguntan ¿de parte de quién?.
Difícil explicar en frases hechas las motivaciones de un exgobernador, menos en uno que hizo del lema “el poder es para poder” su instrumento de gobierno. Duarte sabe lo que significa el poder, lo usó contra enemigos internos (viejo PRI) y externos. Lo usó también queriendo construir una improbable candidatura presidencial, ¿porqué actúa hoy de manera contra intuitiva?.
Dudo que haya perdido la cordura, pero creo que los años de prisión pensando en mil formas de vengarse y recuperar el poder confunden su mente. Permanecer enfocado durante las noches más largas y oscuras de prisión deja, necesariamente, taras mentales. Son las que le impiden ver más allá de lo que aconsejan sus amigos y, en consecuencia, trastornan su inteligencia política.
Tampoco creo que se mueva esperanzado en la protección de terceros, ni sea instrumento de nadie, el de parte de quién planteado por los observadores más agudos. ¿Quién o quienes podrían estar atrás de un litigio mediático contra la presidenta del país que anunció en cadena nacional que lo demandaría penalmente por robo de agua? Nadie, menos sabiendo que no hay forma de recibir una contraprestación a cambio.
Pongamos que tiene razón en todo lo que dijeron durante la conferencia de prensa, tanto él como sus abogados. Por ejemplo que los derechos de agua son legales del todo, el concreto de los presones recubrimiento de centenarias estructuras y que, en todo caso, el pozo clausurado era usado para abastecer de agua potable a los empleados del rancho. Es decir, que fuerzas oscuras sumamente poderosas atentan contra su legitima propiedad.
Puso nombre y apellido de sus atacantes, Juan Carlos Loera y Javier Corral, cuidándose de mencionar a Claudia Sheinbaum. De que Loera y Corral la traen contra él desde luego, esperar de ellos buena onda o rosas es ingenuo. Cada que puedan tratarán de golpearlo y si lo ven tirado en el piso, ahí lo patean. Son, como dicen en el barrio, tiros cantados. Él haría lo mismo.
Su mermada intuición y experiencia política le da para no mencionar a Sheinbaum como su enemiga, sólo eso hizo falta. Pero su confusión mental no le permite ver que al llamarse víctima y litigar en medios está desafiando la autoridad presidencial. Olvida que “el poder es para poder” aplica en todos los casos, no sólo cuando lo detentó.
Puede tener toda la razón, que por lo demás no la tiene, pero si el régimen ya decidió ponerlo como ejemplo de escarmiento contra los “corruptos del PRIAN que depredaron los recursos”, no hay abogado ni argumento de victimización que valga. Irán por él sin importarles la ley.
Como dijo un amigo, está pidiendo a gritos, rogando (enfatizó) por que lo regresen a San Guillermo. Cuando eso suceda, y muy probablemente sucederá, ninguno de los bribones que lo azuzan contra la Presidenta lo acompañará. A lo más, en fingidos actos de amistad le llevarán caldo de pollo los días de visita. Los senadores qué, su problema no son ellos sino el régimen.
Entiendo su negación a reconocer los errores, comprobados actos de corrupción durante su gobierno, y quiera verse como el gobernador que hizo tanto por Chihuahua. Entiendo que anhele su plena libertad y pretenda limpiar su nombre. Es la condición humana, cuatro años de prisión son duros hasta para un raterillo de autos, con mayor razón para alguien que vivió entre lujos y dispendios durante años.
Lo que no entiendo es su convencimiento de que haciendo ruedas de prensa y tomándose fotos en restaurantes caros conseguirá los objetivos planteados, si es que se planteó razonablemente alguno. El camino elegido para solucionar sus problemas pavimenta su regreso a San Guillermo y él, entusiasta, es el primero en cargar la carretilla con grandes paladas de asfalto. Pues es que si, da para pensar que perdió la razón.
Rompeolas
La tarde de ayer César Jáuregui se reencontró con la base del PAN, durante un acto hecho a su medida en el Comité Municipal. Dicen que lucía como en sus tiempos de joven idealista moviendo conciencias contra la injusticia y que, al terminar, salió casi levitando por las buenas vibras. Dudo que sea para tanto, en parte son los buenos deseos de quienes quieren verlo en campaña, pero de que Jáuregui tiene arraigo probado en su Partido no cabe duda, la gente de abajo lo quiere. Que le valga.
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Hasta una refinería expres montaron los huachicoleros de López Obrador (o también culparán a Calderón), es el tamaño de la impunidad con que actúan. No se qué ni cuánto refinaba, pero sería bueno que Rocío Nahle la visite como muestra de una experiencia exitosa. A Dos Bocas le metió 20 mil millones de dólares y sigue sin refinar ni medio litro, la clandestina por lo menos ya estaba en operación. Somos un país de caricatura, hacia allá nos llevó el populismo.
