Creo entender a César Duarte, está urgido de limpiar su nombre, salir a las calles y decir que los chihuahuenses siguen reconociendo su gestión como gobernador, está deseoso de hacer vida social, de sentirse nuevamente libre. A discreción manejó miles de millones de pesos, tenía a su disposición una flotilla de aviones, avionetas y helicópteros, por tierra se movía en caravanas de vehículos blindados, ejércitos de aduladores estaban a su servicio. Soñó con ser presidente del país y, al verse derrotado, el sueño se convirtió en pesadilla, teniendo que huir de Chihuahua, con la mala suerte de ser detenido en su exilio de Miami. Reclamaba reconocimiento social para volver a sentirse Duarte, sentirse aceptado por la clase política. A nadie le gusta ser observado, saber que cuchichean a su paso, el instinto de aceptación social está en la naturaleza humana, somos seres gregarios.
Él, sin embargo, no entendía su precaria condición social y política, estaba convencido o quería convencerse de ser querido y respetado por los chihuahuenses, de haber sido un gran gobernador. Supongo que esa ridícula idea es alimentada por sus amigos más íntimos, los que acompañaron en su gobierno y se sirvieron de él. “Tu no eres como Corral, al que agreden en restaurantes, a ti la gente si te quiere, hiciste mucha obra”. Asido de tal sinrazón sale a restaurantes y se toma la foto creyendo que ha limpiado su nombre, que rescató su dignidad injustamente arrebatada. Mal cálculo, no se da cuenta que su estridencia fotográfica manda mensajes desafiantes al poder.
Esta mañana entendió, el error le llegó de sopetón. Antes, ni él recordó ni sus amigos le recordaron que “el poder es para poder”, frase que aprendió de Elba Esther Gordillo e hizo suya. Otras dos le van de perlas, estas de Artemio Iglesias, el sabio de la política que se fue temprano sin cumplir el sueño de ser gobernador: Duarte necesita entender que “no hay jabón suficiente en el mundo para limpiar su rostro”, debe aceptar esa realidad incómoda y obrar en consecuencia, su mancha es indeleble. La otra; “al que ya bailó le toca sentarse y si tiene la tentación de salir a la pista mejor que salga del salón, no aguantará los pisotones”. Él conoce y entiende esos principios de la vida pública, sólo que no se ha dado cuenta que ahora le son enteramente aplicables.
Con todo y las imprudencias, sospecho que la mañanera de hoy no está relacionada con sus incursiones restauranteras y el afán juguetón de tomarse y subir a redes la foto como diciendo “estoy de vuelta”. Hace mucho que dejó de ser actor importante para el régimen, perdió relevancia desde que cayó en prisión. Él y sus amigos suponen que siguen tomándolo en serio, que su nombre convoca, falso. ¿Entonces porqué la presidenta Sheinbaum le dedica el tema central de su mañanera?. La razón es más simple de lo que pueden estar cavilando ahora mismo; Duarte está en el catálogo del régimen para casos de distracción mediática y social. Lo que hicieron la Presidenta y el director de Conagua esta mañana, es la versión del “si, pero el PRI robó más”, procesada por los estrategas de la propaganda populista con notas profesionales de mercadotecnia política.
Lo están tomando de distractor y él, imprudente, les facilitó la elección con sus fugaces pero cada vez más frecuentes incursiones públicas. El mismo Duarte se puso a modo recordándole al régimen su abultado y conocido expediente de corrupción. La historia del rancho es conocida desde que lo adquirió su abuelo hasta la manera en que él se lo apropió. ¿Quién no sabía que, en sus tiempos de poder, perforó un pozo de doce pulgadas que alimentaba un lago artificial frente al reconstruido casco del Saucito, al que intentó convertir en Hacienda porfirista?. Esa información es de dominio público en Balleza y el círculo informado de la entidad, hasta designó una recamara exclusiva para Juan Gabriel. Los órganos de inteligencia federal toman nota de todo, Jesús Ramírez y los ideólogos de la mañanera sacaron el expediente del cajón y “mire, Presidenta, aquí tenemos este caso de corrupción. Es de César Duarte, el exgobernador de Chihuahua, ¿lo tronamos ahora que la CNTE calienta la plaza”. “Para delante, Jesús”.
El quemadón mañanero está de regular para arriba, sin embargo es el menor de sus problemas, dejémoslo en una mancha más al tigre, quién la nota. El verdadero problema que ahora tiene el exgobernador es la declaración de Sheinbaum, al anunciar que presentará una demanda penal ante la Fiscalía General de la República, por el uso ilegal de agua. Igual es una declaración mediática con fines de dar calambres, pero si no. Ahí es donde debe concentrarse el exgobernador, en represar los intentos presidenciales por judicializar penalmente el acaparamiento de agua, antes de que se derramen sobre su humanidad y terminen ahogándolo. La sequía nos mata y él con su espléndido lago. Tampoco la jodan.
Alguien que ha pasado cuatro años en prisión, como él, seguro entre en pánico al saber que puede regresar. Tiene motivos para estar preocupado, en previsión de lo que el tiempo encoja debe atender el tema penal, pero atenderlo de manera política. En este país ya no hay Poder Judicial, la ley se administra con criterios políticos o apetitos de venganza desde Palacio Nacional o desde un escondrijo en Palenque, donde sea da igual. La mejor prueba de que ya no hay justicia, es que promovió un amparo y le fue concedida la suspensión provisión, pero de nada sirvió. La maquinaria pesada entró a su rancho como si fuese predio sin dueño y destruyó las cortinas escalonadas desaguando el lago. Duro golpe, muy duro golpe para alguien que busca, con afán obsesivo, aceptación social. Estaba empezando a disfrutar lo robado y le cae ese chorro de agua fría sobre sus espaldas, no es de gentes. Temple ha mostrado, tendrá que seguir mostrándolo, a ver si le quedan ganas de seguir haciéndose fotos.