*Él viene al conservadurismo terracista
*Lo que se esperaría de López Obrador
*A los agricultores debe una disculpa
*Desactiva Jáuregui “pancho” agrario
*Aras llegará a la mañanera de AMLO
*Practico acordeón de Marco Bonilla
*Camino al 8%; la inflación nos ahoga
El presidente López Obrador llega esta noche a una tierra en la que nunca se ha sentido cómodo. Tiene a Chihuahua por “el conservadurismo terracista”, injusto calificativo para una sociedad que ha sido baluarte en los icónicos procesos de transformación nacional: la Revolución Mexicana y las grandes luchas democráticas que cerraron el siglo pasado.
La Revolución jamás se explicaría sin la poderosa División del Norte, nutrida en buena medida de jóvenes chihuahuense y financiada, voluntaria o forzadamente, por capital local. La gran movilización que sentó las bases para que el señor presidente llegase al Poder, se remite a los históricos triunfos de la oposición en 1983 y el mítico verano caliente de 1986. Negar esos hechos sería desconocer parte de la historia nacional.
Sin embargo en su visión somos los conservadores que pretenden frenar su movimiento y jamás la cambiará, nuestra cultura le resulta ajena y al no comprenderla optar por descalificarla. Es práctica común, descalificar lo que desconoce: ciencia, tecnología, los movimientos sociales en los que no participó. Pero es necesario recordarle que cuando él defendía al viejo PRI corrupto y guardaba silencio por el brutal fraude del 88 contra Cárdenas, la sociedad chihuahuenses ya se había movilizado en legendarias batallas en defensa del voto.
Viniendo a tiempo presente, llega con la desagradable experiencia, para él, de haber sido en Chihuahua donde perdió su primera y de momento única batalla social; el movimiento en defensa del agua. En su intento de apaciguar a los legítimos demandantes ordenó reprimir a los agricultores, tomó presos políticos e, indirectamente, provocó un asesinato, el de Jessica Silva.
En lugar de intentar entender la crisis, en vez de mostrar empatía con una causa social digna y justa, optó por insultar a los productores, llamándolos ladrones de agua, asociándolos al crimen organizado, ordenando que los golpeasen, congeló cuentas bancarias. Hasta en una mañanera recuperó la historia del fraude electoral del 86, pretendiendo intimidar a Fernando Baeza.
No le importó entender el movimiento. Para López Obrador es un abuso contra la pobreza que los agricultores conduzcan pick-up de modelo reciente, calcen botas vaqueras haciendo juego con cintos piteados y se abriguen con chamarras pluma de ganso. Ve imágenes o videos y los toma por caciques.
El presidente debe una disculpa pública a los agricultores de la región centro sur, más que por haberlos privado del agua para sus cultivos, por ofenderlos con la mayor frivolidad, por la muerte de Jessica, por los presos políticos recientemente liberados –todavía falta Andrés Valles- y por los que, en una abuso de poder despreciable, les congeló sus cuentas. A Chava Alcántar todavía no le descongelan su tarjeta de nómina.
No soy ingenuo, se inequívocamente que jamás veremos en López Obrador un sincero gesto de humidad o reconocimiento de errores. Pero bueno, debe saber que la sociedad chihuahuense está legítimamente agraviada por sus avasallantes excesos de poder, por la engreída y soberbia conducta de su representante y por la indiferencia hacia una sociedad que históricamente ha levantado la mano en favor de los grandes movimientos sociales del país. Sin embargo bienvenido, señor Presidente, lo recibimos con gusto, recordándole que Chihuahua y el norte también son parte de México.
Rompeolas
Vaya usted a saber cómo, pero César Jáuregui desactivo un movimiento de líderes campesinos –Agrodinámica Nacional, el Baezón y otras organizaciones- que pretendían montar un pancho en forma durante la visita de López Obrador. Ya estaba más que puesto para tomar carreteras, casetas e intentar llegar hasta Palacio para expresar diversas inconformidades contra las políticas federales en el campo. Se quejan sobre todo de los altos costos de la luz y otros insumos. Esperaban mucho de un gobierno que en campaña se identificaba con éstos movimientos y de él sólo han encontrado indiferencia y programas clientelares. Hace su trabajo el secretario, apagar esos fuegos es una de sus tareas y más durante una visita presidencial.
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Los que sí harán presencia en los eventos del presidente son los defraudados por Aras. Salir a las calles les debería dar vergüenza, se dejaron engañar como chinos, pero puede más la esperanza de recuperar algo de lo perdido, de modo que preparan movilizaciones. Ojalá el Presidente los tome en cuenta, sin el apoyo federal es difícil que el gobierno estatal doble a los defraudadores. Estaremos atentos a su prédica mañanera.
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El alcalde Marco Bonilla llegará puntual y con acordeón en mano a la cita con el presidente. Preparó un práctico documento para solicitar apoyo en su proyecto insignia, el Relleno Sanitario, en Fondos para Seguridad, uno de los temas a tratar durante la visita, y vacunas para empleados de Index. Más práctico imposible, en tiempos navideños toda petición es válida, que ablande el duro corazón del tlatoani es otra casa, pero Marco sabe cómo llegarle, por él no quedará.
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De acuerdo al INEGI la inflación cerró noviembre en 7,37 por ciento, la mayor en los últimos 20 años. Las verduras son de los productos de consumo general que más aumentan –el tomate alcanzó sobreprecios cercanos al cien por ciento-. También el aumento a la electricidad presionó la burbuja inflacionaria. Si la inflación oficial es de casi el 7.5 por ciento ¿Cuánto le gusta que sea la real? Mínimo el doble. Es lo que le dirán amas de casa que cada semana hacen las compras y son testigos de como el dinero les rinde cada vez menos. Probablemente cerraremos el año en el ocho por ciento, diciembre suele ser un mes inflacionario, porcentaje que destruirá el aumento al mínimo. Ay nanita, si la burbuja sigue creciéndose prepárese para otra crisis económica de consecuencias insospechadas. FacebookTwitterWhatsAppCompartir