urante cuatro décadas, el autor chino Han Song ha explorado la manera en que lo impensable puede volverse realidad. Actualmente también se dedica a compartir en redes sociales todo sobre su salud
Th New York Times
La ciencia ficción se encarga de imaginar el futuro. Sin embargo, al leer a Han Song, uno de los principales escritores chinos del género, uno a veces puede experimentar la sensación de estar leyendo historia reciente.
En 2000, escribió una novela que describía el derrumbe del World Trade Center. En 2016, otro libro imaginaba el mundo transformado en un hospital gigante, con médicos que sacaban a la gente de sus casas, justo como ocurriría en ocasiones durante los años del coronavirus en China.
Para Han, de 59 años, esto solo significa que no había ido suficientemente lejos al imaginar lo oscura o extraña que podía llegar a ser la vida moderna.
“Pensaba que solo estaba escribiendo, pero que era imposible que ocurriera”, dijo sobre su novela Hospital, en la que todo el mundo se ve reducido a ser un paciente. “En realidad ocurrió unos cuantos años después”, dijo, refiriéndose a la pandemia. “Es un ejemplo de la realidad siendo más ciencia ficción que la ciencia ficción”.
La manera en que lo impensable puede volverse realidad ha sido el tema que Han ha explorado durante las últimas cuatro décadas. De día, es periodista en la agencia estatal de noticias de China y registra la asombrosa modernización del país. Por la noche, escribe ficción para lidiar con lo desorientador que puede ser ese cambio.
Sus historias son sombrías, grotescas y gráficas. Algunas examinan la brecha entre China y Occidente, como en The Passengers and the Creator, un cuento corto en el que los chinos adoran a un dios misterioso llamado Boeing. Otras imaginan que China ha desplazado a Estados Unidos como primera superpotencia mundial. Muchos toman escenarios ordinarios, como trenes de metro, y los usan como telón de fondo para escenas salvajes de canibalismo u orgías.
El supuesto progreso siempre se mira con recelo. Después de que China supera a Estados Unidos en su novela 2066: Red Star Over America —en la que el World Trade Center se viene abajo—, no pasa mucho tiempo antes de que China, también, empiece a desmoronarse.