Reflexión semanal
Durante los tiempos de guerra, hay muchos daños muy lamentables. Desde miles de muertes, hasta ciudades que quedan en reducidas a ruinas. Totalmente desbastadas hasta los cimientos por los bombardeos, la artillería de los aviones, y tanas armas más. Pero años más tarde esas ciudades se han levantado, literalmente de las ruinas, llegando a ser muchas mejores que en el pasado. Las ciudades japonesas Hiroshima y Nagasaki vivieron un “infierno” en el que murieron decenas de miles inocentes por las bombas atómicas en 1945 durante la segunda guerra mundial. Al final de su rendición, Japón tenía dos opciones, una, vivir cada instante prisionero de la frustración y la amargura. Dos, reorientar su vida, comenzar de nuevo, y construir un futuro a partir de las de las ruinas. Eligieron la segunda, y hoy Hiroshima y Nagasaki son importantes ciudades industriales y comerciales.
A través de la historia, desde Egipto hasta nuestros días, Israel se ha levantado una y otra vez de las ruinas. Hoy Israel, el pueblo de la biblia, los esclavos de Egipto, es una nación en el mismo rango que los Estados Unidos, Rusia, China, Europa -Francia, Gran Bretaña, Alemania, porque el que guarda a Israel no duerme (Sal. 121:4)
En la vida, estimado lector, todos podemos tener pérdidas, seguro que unos más que otros. Por alguna razón, hay quienes pierden una miembro de su cuerpo. Otros quizás han llevado su vida, su hogar, su matrimonio, la familia, sus finanzas a la ruina. En cuestión de segundos, sus sueños, metas y esperanzas quedaron sumidas en la incertidumbre. Aceptar la realidad en ese momento no fue fácil.
Cuando sentimos que nuestra existencia está en crisis, cuando pareciera que no vale la pena, o no seguir adelante, y vemos que todo a nuestro alrededor son escombros, es hora de comenzar de nuevo, estamos en el mejor momento para levantarnos de las “runas” y llegar a ser mejores que en el pasado, porque “Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo” (Job 19:25)
Vivir del pasado, de lo que fue y ahora ya no es, o de lo que pudo ser y no, nos desestabiliza y ciega para poder ver las oportunidades que Dios pone delante de nostros. Considerar que todo acabó y no hay salida a la encrucijada, trae densos nubarrones que nos impiden ver el panorama prometedor que se abre ante nosotros. Quienes llegan lejos, son aquellos que, reconocen sus errores, asumen la decisión de cambiar y comienzan nuevamente cuantas veces sea necesario, así tenga que ser desde las “ruinas”
Una antigua leyenda, hablan de la existencia de un ave mitológica, conocida con el nombre de Fénix, la cual poseía la extraordinaria capacidad de, una vez llegada su muerte, arder hasta consumirse, para posteriormente resurgir, renaciendo nuevamente de sus propias cenizas, de las “ruinas”
¡Vamos, sí se puede resurgir de las cenizas! Dios nos ha creado con la capacidad de poder resurgir de las “ruinas”. Cuando nuestra fe y esperanza están puestas en Dios, tenemos la capacidad para reaccionar y sobreponernos de las adversidades y de situaciones complicadas, incluso también, de salir fortalecidos de ellas. Isaías 40:31 dice: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo, y un día vaya al cielo