Uno de los reclamos más legítimos y reiterados de la sociedad ha sido, por décadas, el uso adecuado de los dineros públicos
Uno de los reclamos más legítimos y reiterados de la sociedad ha sido, por décadas, el uso adecuado de los dineros públicos, es decir, que los impuestos que pagamos al gobierno de diversas formas se traduzcan en inversiones realmente benéficas para la comunidad, mejores calles, mejor iluminación, mejor equipamiento urbano, mejores parques, mejores centros deportivos, en fin, que ese dinero se convierta en mejor calidad de vida para todos.
Y no se trata de que no existan obras, programas o proyectos desde el poder público, todos los gobiernos dedican buena parte del presupuesto a tal fin, unos más otros menos, pero todos lo hacen, aquí el punto central es que pocas veces tales obras o proyectos obedecen realmente a una necesidad real o prioritaria de la comunidad, porque, generalmente, estas obras gubernamentales responden más a intereses de otro tipo que a los de la sociedad.
En ese orden de ideas, el Presupuesto Participativo (PP) se ha consolidado a nivel mundial como una herramienta crucial para la democratización de la gestión pública, materializando así la participación ciudadana, permitiendo a los ciudadanos influir directamente en la asignación de una parte del presupuesto público. Desde su surgimiento en Porto Alegre, Brasil, en 1989, esta práctica se ha expandido a miles de ciudades y regiones en todo el globo, incluyendo México, donde diversas municipalidades han adoptado y adaptado este mecanismo con resultados y desafíos variados.
Nuestra entidad es pionera a nivel nacional en la inclusión de este mecanismo dentro de la Ley de Participación Ciudadana, aprobada en 2018. Porto Alegre, en Brasil, es el referente icónico del presupuesto participativo a nivel mundial.
Su modelo innovador, que surgió como una respuesta a las demandas de mayor inclusión y justicia social, logró mejoras significativas en la calidad de vida de sus habitantes, especialmente en áreas poco favorecidas, al canalizar inversiones hacia infraestructura básica, vivienda y servicios. El éxito de esta experiencia inspiró su replicación en numerosas ciudades de América Latina, como Buenos Aires y Montevideo, y posteriormente en Europa, África y Asia.
A nivel internacional, se observan diversas metodologías y enfoques. Algunas ciudades europeas, como Albacete en España, han centrado sus modelos en la participación de colectivos y asociaciones ciudadanas. Otras, especialmente en Alemania, Holanda e Inglaterra, han implementado fondos de inversión local para proyectos barriales de menor escala. Los objetivos también varían, desde mejorar el bienestar de poblaciones marginadas y la entrega de servicios, hasta fomentar la transparencia del gasto público y fortalecer el tejido social. Se estima que existen más de 11,000 experiencias de Presupuesto Participativo a nivel mundial.
Entre los logros comunes a nivel internacional se destacan el fortalecimiento de los lazos entre la ciudadanía y el gobierno, la promoción de la actividad cívica, la mejora en la calidad de vida a través de proyectos que responden a necesidades reales y una mayor transparencia en el uso de los recursos públicos.
No obstante, los desafíos globales también son significativos. La movilización ciudadana sostenida, la superación del escepticismo inicial, la garantía de una representación inclusiva de todos los sectores de la población (especialmente los grupos subrepresentados), y la voluntad política para implementar las decisiones ciudadanas son obstáculos recurrentes. Asegurar que los procesos sean genuinamente deliberativos y no meramente consultivos, así como la capacidad técnica para ejecutar los proyectos elegidos, son también retos importantes.
En México, las primeras experiencias formales con mecanismos de participación ciudadana en la planeación se remontan a la década de 1980. Sin embargo, la implementación del presupuesto participativo como tal ha sido más reciente y, en general, calificada como “débil” en sus etapas iniciales, aunque con una evolución paulatina. Hacia 2016, ya se contabilizaban al menos 37 experiencias en diversas entidades federativas.
La CDMX es una de las entidades con mayor trayectoria en PP. Las primeras experiencias datan de 2001 en delegaciones como Tlalpan, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo. A lo largo de los años, se ha buscado consolidar el modelo, aunque enfrenta controversias relacionadas con el nivel de empoderamiento ciudadano y la ejecución efectiva de los proyectos. A pesar de ello, se han concretado numerosos proyectos propuestos y elegidos por los vecinos, como la instalación de gimnasios al aire libre, techado de canchas, mejoras en espacios culturales y módulos de vigilancia.
Hoy, Ciudad Juárez es un caso destacado del PP (Presupuesto Participativo) no solo en México sino a nivel global, porque cuenta con un modelo que ha sido objeto de profundos análisis, destacando sus fases de planeación, recepción y dictaminación de proyectos, votación y conformación de comités de vigilancia y su crecimiento exponencial en los últimos cuatro años ha llamado la atención de los expertos en ese sentido.
Tan solo por mencionar algunos de los aspectos que han llamado la atención del PP de Juárez, por ejemplo, la Ley de Participación Ciudadana establece que el municipio debe destinar a ese rubro el 5 por ciento del presupuesto de libre disposición, pero en Juárez, por indicaciones del presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar, ya se destina hoy el 9 por ciento, es decir, casi el doble adicionalmente de lo que indica la Ley.
La ciudad se ha dividido en 10 polígonos, 9 de los distritos electorales y uno más rural, porque de esa manera se garantiza que en cada polígono existe un número similar de habitantes. También se separan los proyectos de tipo escolar, para que no compitan con los proyectos de colonias o fraccionamientos.
El municipio emite la convocatoria una vez al año y, durante siete meses, se reciben las propuestas ciudadanas y se dictamina la viabilidad de cada una, a través de las diferentes áreas técnicas de la administración (Desarrollo Urbano, Obras Públicas, Protección Civil, Parques y Jardines, IMIP, etcétera) para asegurar que cada obra realizada cumpla con toda la normatividad respectiva.
El año pasado (2024), se recibieron 512 propuestas de las cuales la mitad aproximadamente se fueron a votación, en el presente año se recibieron mil 126 propuestas de las cuales poco más de 900 irán a votación, de ese tamaño es el crecimiento de este mecanismo y aceptación que ha tenido entre los juarenses.
Cualquier juarense puede presentar un proyecto para su colonia, parque o escuela, tan solo requiere respaldarlo con 50 firmas de ciudadanos y sus respectivas credenciales de elector, o alguna identificación oficial que acredite su residencia en la ciudad, para que sea recibido y evaluado.
Este año, los 900 proyectos aprobados serán sometidos a votación el próximo fin de semana, por primera vez se destinarán dos días para que los juarenses voten por sus proyectos predilectos, el sábado 17 y el domingo 18 de mayo de 9 de la mañana a 6 de la tarde.
En conclusión, el presupuesto participativo representa una oportunidad invaluable para profundizar la democracia y mejorar la gobernanza tanto en México como en el resto del mundo. Si bien las experiencias internacionales, con Porto Alegre a la cabeza, y Ciudad Juárez en México, ofrecen modelos inspiradores y lecciones aprendidas, la consolidación del PP en nuestro país requiere un compromiso sostenido de autoridades y ciudadanía para superar los desafíos existentes, garantizar una participación informada y efectiva.
En la página oficial del municipio (https://juarez.gob.mx/), en el apartado Presupuesto Participativo, se puede ver la ubicación de las 201 mesas receptoras de votos, en un mapa interactivo que despliega todas y cada una de las ubicaciones, incluso con una liga directa a Google Maps para facilitar el traslado a la misma.
Ahí también se puede ver el listado completo de las propuestas que se votarán, para que todos los juarenses que no tengan ya una decisión o elección tomada, las puedan consultar y votar por las que más les parezcan de beneficio para la ciudad.
Como lo señalé al inicio de la presente colaboración, el PP es la mejor manera de democratizar el uso de los recursos públicos, con transparencia, certeza y, sobre todo, participación ciudadana efectiva, así que… ¡Todos a votar el sábado 17 y domingo 18!