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Home CULTURA

Jirones de nuestra historia. Por: José Luis Jaramillo Vela

LaVozDelDesierto by LaVozDelDesierto
22 de junio de 2025
in CULTURA, NOTICIA
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Pedro Sainz de Baranda: el broche de oro de la consumación de la independencia de México por. José Luis Jaramillo Vela
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La batalla del Carrizal, lección de humildad a Estados Unidos; los soldados búfalo reducidos a terneritos.

Lo que provocó Villa

La relación entre Pancho Villa y el Jefe del Ejército Constitucionalista, General Venustiano Carranza de la Garza, pasó de ser estable al rompimiento en unos cuantos días, justo cuando Carranza le ordena a Villa apoyar con cinco mil hombres al General Pánfilo Natera para la Batalla de Zacatecas; a Villa le pareció extraño, pues su División del Norte contaba con más de 45 mil hombres y pensó que con cinco mil hombres al General Natera no lo sacarían del apuro; entonces el General Felipe Ángeles, el General Manuel Chao y el General Rodolfo Fierro, los hombres de máxima confianza de Villa, que tenían gente infiltrada en el carrancismo, le informan a Villa que era una trampa de Carranza para cargarle la derrota a él y mandar a Álvaro Obregón a componer la situación.

Es entonces cuando Pancho Villa enfurece contra Carranza, le reclama en cara la intriga traicionera y se lanza sobre Zacatecas con toda la fuerza de la División del Norte, provocando la caída y huída de Victoriano Huerta; Villa deseaba que el presidente fuera el General Felipe Ángeles, pero Carranza se proclamó presidente y lo peor para Villa, Estados Unidos lo veía bien; a partir de aquí el gobierno de Estados Unidos también traiciona a Pancho Villa, primero le vende millones de balas en mal estado o de plano vacías, causando severas derrotas contra su archienemigo Álvaro Obregón. La derrota en la Batalla de Agua Prieta derramó el vaso, Estados Unidos reconoció al Gobierno Constitucionalista de Carranza y se olvidó de Villa, situación que aprovechó Carranza para poner a Pancho Villa como un fuera de la ley.

Perseguido por Carranza y traicionado por el Presidente Woodrow Wilson, un furioso Pancho Villa ataca, arrasa e incendia la ciudad de Columbus, Nuevo México, el 9 de marzo de 1916, provocando la rápida reacción del gobierno gringo. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos descubrieron que detrás de Villa había una mano que mece la cuna, pero eso será motivo de otra historia.

La Expedición Punitiva

La respuesta del Presidente Wilson, fue primero, emitir pasquines de recompensa, ofreciendo 5 mil dólares por Pancho Villa y mil dólares por cada uno de sus lugartenientes: Candelario Cervantes, Pablo López, Francisco Beltrán y Martín López; además de organizar una fuerza de 12 mil soldados con unidades de tanques de guerra y una unidad aérea con diez aviones (de los cuales Villa les robó uno); todos bajo el mando del General John Pershing, con el único objetivo y la orden presidencial de llevar a Pancho Villa ante la justicia estadounidense, vivo o muerto.

El General Pershing, quien era comandante del Fuerte Bliss de El Paso, Texas, sabía muy bien que existía un tratado fronterizo binacional que permitía la incursión de los ejércitos, sheriffs y policías de ambos países en territorio vecino, siempre y cuando fueran en persecución de algún delincuente o banda de forajidos, en una franja exclusivamente de 60 kms en línea recta desde la frontera hacia ambos lados; que la partida no rebasara los mil hombres y no permaneciera más de cinco días en el territorio vecino, este tratado muy pocas veces fue utilizado por ambos países; pero esta Expedición Punitiva incluía invadir otra vez a México por el Estado de Chihuahua en persecución de Pancho Villa y sus secuaces.

Advertencias Carrancistas

El Presidente Woodrow Wilson le envía una nota diplomática al Presidente Carranza en la que le exige que le entregue a Pancho Villa vivo o muerto, debido a que “Estados Unidos se encuentra muy ofendido y agraviado por esta afrenta de Pancho Villa, por lo que es necesario que nos lo entregue vivo o muerto”. Carranza, quien no tenía ninguna simpatía por Wilson, debido a sus políticas intervencionistas, a su reconocido y público racismo y relación con el Ku Klux Klan, le responde con otra nota diplomática que “El Gobierno Mexicano no entrega compatriotas a ningún país extranjero, Pancho Villa ha cometido fechorías en México y por eso está siendo perseguido por el Ejército Constitucionalista”.

En una segunda nota diplomática, el Presidente Wilson le pide a Carranza la autorización para entrar a México por Pancho Villa; la respuesta de Carranza fue que sí, pero solo hasta los 60 km y bajo las condiciones que marca el tratado binacional fronterizo, cualquier otro movimiento podría ser considerado como un acto de invasión y/o provocación. Wilson tuerce para su conveniencia la traducción de una conversación entre el Secretario de Estado Robert Lansing y el Secretario de Relaciones de México, Jesús Acuña y con eso justifica para lanzar la Expedición Punitiva.

Pershing llega a Casas Grandes, Carranza amenaza a Estados Unidos

Pershing y su Expedición Punitiva llegan a Dublán, Casas Grandes, una colonia mormona y establece ahí su cuartel general, había rebasado los 60 km que marcaba el tratado binacional, pues Casas Grandes está a 150 km en línea recta desde el límite fronterizo y entonces Carranza le exige a Estados Unidos no avanzar más, de lo contrario vendría una respuesta bélica del Gobierno Mexicano; el Presidente Wilson, olímpicamente desdeña las amenazas de Carranza y ordena a Pershing avanzar sobre territorio chihuahuense hasta dar con Pancho Villa y sus comandantes; ya no contaba Villa ni con Ángeles, Chao y Fierro.

El General Rodolfo Fierro había muerto, el General Felipe Ángeles estaba como Gobernador y Jefe Militar de Nuevo León y el General Manuel Chao andaba peleando como mercenario en Costa Rica y Panamá, así es que, para ese momento, el estado de fuerza de Villa era menor a 500 hombres y sus lugartenientes no eran aquellos brillantes generales, sino leales gavilleros y facinerosos; sin embargo, Villa era una fiera si lo acosaban y un genio militar en todo tiempo y en todo terreno.

Dimes, diretes y amenazas

El Presidente Carranza envía un ultimátum al General John Pershing, prohibiéndole avanzar en cualquier dirección, excepto hacia el norte; Pershing responde que seguirá avanzando hasta dar con Pancho Villa porque tiene las órdenes y el apoyo de su presidente y todavía Pershing se dio el lujo de amenazar a Carranza: “voy a ir a tomar Chihuahua”; el 17 de junio de 1916 el General Pershing recibe un telegrama firmado por el Secretario de Guerra y Marina, General Álvaro Obregón y por el Subsecretario de la misma, General Jacinto B. Treviño con el lacónico y amenazador mensaje: “Se les advirtió, ¡¡hasta aquí llegaron!!”.

 El 18 de junio de 1916, Pershing inicia el movimiento rumbo a Villa Ahumada, para de ahí tomar hacia la ciudad de Chihuahua; Pershing estaba arropado por la población mormona estadounidense de Dublán, Casas Grandes y su plan era avanzar hasta Villa Ahumada e instalarse en los terrenos de la Hacienda Babícora y Rancho Santo Domingo, un inmenso rancho, propiedad del magnate estadounidense de los medios de comunicación, William Randolph Hearst, una descomunal superficie que no se medía ni en acres ni en hectáreas, sino en kilómetros, medía 188 kms de ancho por 120 kms de largo y por dentro, la propiedad se dividía en varios ranchos; ahí establecería Pershing otro campamento donde se sentirían cómodos y seguros, como si solo por ser propiedad de un gringo, eso le diera carácter de territorio estadounidense.

Llegan los imponentes soldados búfalo… ¿y Pancho Villa?

Eran ya cuatro meses de la Expedición Punitiva y la ocupación del territorio chihuahuense, el objetivo principal de Pershing, Pancho Villa, ni sus luces, no tenían la menor idea de dónde estaba; y lo peor, el primer ridículo de Pershing, Villa ya les había robado un avión de su fuerza aérea en sus propias narices. El movimiento de las tropas estadounidenses estaba provocando abusos, roces, saqueos y asesinatos de los gringos en pueblos y ranchos a su paso, por la inconformidad de la población, esta le informaba a Villa los movimientos y le escondía a los gringos información sobre Villa, lo estaban protegiendo; los mismos soldados mexicanos dejaron de buscar a Villa.

Al amanecer del 21 de junio de 1916, pobladores de El Carrizal, a unos 15 kms al suroeste de Villa Ahumada, avistaron a los soldados estadounidenses, dando aviso al Teniente Coronel Genovevo Rivas, Jefe de la Guarnición Militar de Villa Ahumada, donde ya se encontraban las tropas del General Félix Uresti Gómez, enviado por Carranza para detener el avance de Pershing; la población se asustó por la impresión que les causó ver a un ejército de más de 200 hombres, todos negros, musculosos y fornidos, nunca habían visto a un negro, menos a un ejército y enfrente de ellos; eran los soldados búfalo del Ejército de Estados Unidos. El General Félix U. Gómez envía al Teniente Coronel Genovevo Rivas para que les indique que no pueden seguir su camino. Los Soldados Búfalo era una unidad de soldados negros que el Ejército de Estados Unidos utilizó con gran éxito en las guerras contra los indios; estos soldados eran fuertes, resistentes, bravos y poco dados a quejarse, sus mandos eran oficiales blancos y ahora por primera vez iban a pelear en otro país, sí imponía su presencia, pero en México resultaron ser solo pura fama.

Los mandos se hacen de palabras, hay viento de guerra

La Unidad de Soldados Búfalo estaba comandada por el Capitán Charles Turnbull Boyd y como segundo el Capitán Lewis S. Morey, se encontraban en El Carrizal cuando son interceptados por el Teniente Coronel Genovevo Rivas, quien le exige a Boyd retroceder y retirarse de ahí, Boyd y Morey en actitud soberbia y desafiante se le quedan mirando y simplemente le dicen que no; Rivas los encara y les dice que de ahí no pasarán porque son las órdenes que tiene, el Capitán Boyd le responde que: “Pasaré por sobre ti y por sobre lo que tenga que pasar” , ignorándolo de nuevo prosiguiendo su camino; justo en ese momento se divisa la columna del General Félix U. Gómez que llegaba al lugar y de inmediato encara a Boyd y Morey diciendo en un tono severo y autoritario: “¿Cuál es el motivo de su presencia aquí?”, Boyd percibió el nivel de autoridad de Gómez y respondió: “Venimos en busca de una gavilla de bandoleros”, el General Félix U. Gómez replica con sequedad “Aquí no hay gavillas, es una zona perfectamente vigilada por las fuerzas constitucionalistas, así es que márchense de aquí”, entonces el Capitán Boyd cambia su versión: “Es que también estamos buscando a un desertor”, el General Félix U. Gómez, con la misma severidad y autoridad le espeta: “El único rumbo que vas a tomar es hacia el norte, porque de aquí no vas a pasar”; el asunto parecía ya no tener otra salida que el enfrentamiento armado, mientras los jefes discutían los oficiales de ambos ejércitos ya habían desplegado a las tropas, previendo el desenlace bélico; ante esas palabras, el Capitán Boyd replicó agriamente: “No tengo tiempo, tengo órdenes de llegar hasta Villa Ahumada, pasaré por entre las balas si es necesario porque hasta para morir somos hombres”; el General Félix U. Gómez sentenció una última vez: “Si crees que puedes pasar inténtalo, los soldados mexicanos también sabemos morir en la raya, la diferencia es que yo voy a morir defendiendo a mi Patria y tú vas a morir solo por pendejo”. Acto seguido, ambos comandantes se retiran a tomar posiciones para iniciar la batalla. Todo este diálogo quedó plasmado en el parte de guerra que el Teniente Coronel Genovevo Rivas rindió al Presidente Venustiano Carranza.

¡Al ataque, contra el enemigo, valientes mexicanos!, se desata la Batalla de El Carrizal

El General Félix U. Gómez dio la orden de ataque, aunque la batalla era dispareja, los soldados búfalo eran 210 hombres a caballo, mientras que las tropas mexicanas eran 150 soldados de infantería y 20 a caballo; pasaban ya las 7 de la mañana del 21 de junio de 1916 cuando se dio la orden de ataque y comenzaron a tronar los fusiles; el Teniente Coronel Genovevo Rivas había dispuesto tres líneas de tiradores a fuego escalonado, los soldados búfalo, todos a caballo ofrecían un blanco más voluminoso; los soldados constitucionalistas estaban muy acostumbrados a lidiar con las poderosas cargas de caballería de Pancho Villa, que pudieron sortear muy bien a la caballería de los soldados búfalo.

Con el fragor de la batalla, fueron cayendo muertos y heridos, el Ejército Mexicano perdió a su bravo líder, el General Félix U. Gómez quien cayó herido de muerte, asumiendo el mando mexicano el Teniente Coronel Genovevo Rivas, quien también resultó ser un magnífico líder; por el lado estadounidense, cayó muerto el Capitán Charles T. Bpyd, asumió el mando el Capitán Lewis Morey. Bajo el mando de Rivas, las tropas mexicanas comenzaron a ganar terreno, haciendo retroceder a los soldados búfalo, quienes a pesar de estar precedidos por una enorme fama, no podían descifrar el ataque mexicano.

Después de unas dos horas de batalla, eran las 9:30 de la mañana, los soldados búfalo que quedaban, comienzan a dispersarse y emprenden la retirada; el Teniente Coronel Genovevo Rivas ordena a sus soldados mantenerse en sus posiciones, pensando en un posible reagrupamiento de los soldados búfalo para volverlos a atacar, pero esto no sucedió, la retirada fue definitiva, quedando hechas cenizas la fama de los soldados búfalo del Ejército de Estados Unidos. En el terreno, sobre el campo de batalla quedaron tendidos sin vida, 27 soldados mexicanos, incluídos el General Félix U. Gómez, el Capitán Francisco Rodríguez, los Tenientes Daniel García y Evaristo Martínez, el Subteniente Juan Lerdo y 21 soldados mexicanos más, así como 39 mexicanos heridos. Por los extranjeros, quedaron sobre el terreno 50 soldados muertos, 27 heridos y 20 prisioneros de guerra; los heridos fueron atendidos para quedar prisioneros, haciendo un total de 47 soldados búfalo prisioneros de guerra, mismos que fueron enviados a la Penitenciaría de Chihuahua.

Repercusiones… de todas, ¡¡todas!!

La Batalla del Carrizal le dio la vuelta al mundo, la noticia de que el Ejército Mexicano en desventaja numérica había echado en corrida a la División de Soldados Búfalo que tanto presumían los gringos marcó el inicio del ridículo y el hazmerreír mundial que hicieron los Estados Unidos con su Expedición Punitiva. Esta acción de guerra le valió al General Félix Uresti Gómez el título de “El Héroe del Carrizal”, aún y cuando cayó en combate. El General Félix U. Gómez, oficiales y soldados caídos en El Carrizal, fueron sepultados con todos los honores en el panteón de Villa Ahumada, Chihuahua.

El Teniente Coronel Genovevo Rivas Guillén fue ascendido de grado, continuó su carrera militar hasta ser General de División, fue Comandante Militar de los Estados de Querétaro, Oaxaca, Sonora y Chihuahua; posteriormente fue Gobernador de San Luis Potosí, su Estado natal; se retiró del Ejército para dedicarse a la agricultura, murió en 1947.

La Expedición Punitiva fue un rotundo fracaso y exhibió a Estados Unidos frente a todo el mundo; la Batalla de El Carrizal fue el inicio de la debacle gringa en México, donde pelearon nueve batallas, tres contra el Ejército Mexicano Constitucionalista y seis batallas contra los grupos villistas y perdieron de todas…¡¡todas!!, de nada les sirvieron sus 12 mil soldados bien equipados, bien alimentados y bien pagados; con todo y su famosa División de Soldados Búfalo, sus tanques de guerra, su fuerza aérea, de la que ya se dijo, Villa se dio el lujo de robarles un avión, con todo y su escuadrón motociclista y sus modernos equipos de comunicación, nunca pudieron encontrar a Pancho Villa y para colmo de males, la jovencita Elisa Griensen y un grupo de niños los corrieron de Parral a pedradas. El mundo entero vió como el superpoderoso Estados Unidos tuvo que tragarse una enorme y monumental lección de humildad.

Al final, el Gobierno Mexicano tenía a 160 soldados, oficiales y generales estadounidenses como prisioneros de guerra en la Penitenciaría de Chihuahua; el Presidente Venustiano Carranza utilizó a esos 160 prisioneros de guerra como moneda de cambio para presionar al Presidente Woodrow Wilson a abandonar México; el 7 de febrero de 1917 abandonó territorio chihuahuense el último convoy estadounidense y ese mismo día, en el Puente Internacional Juárez-El Paso fueron entregados sanos y salvos los 160 prisioneros de guerra, dando por terminada la vergonzosa Expedición Punitiva. De todo esto, hace 109 años.

Referencias Bibliográficas:

+ laverdadjuarez.com

+ laopcion.com.mx

+ relatosehistorias.mx

+ meridiano107.com.mx

+ nytimes.com

+ fomentocivicosegob.mx

+ inehrm.gob.mx

+ juarez.gob.mx/paginaoficial

+ ahumada.chihuahua.gob.mx

+ es.wikipedia.org

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