Sin duda alguna estamos ante una de las amenazas a la salud, por consumo de sustancias tóxicas, más fuerte de los últimos tiempos
Reza un viejo refrán que “Nadie experimenta en cabeza ajena”, refiriéndose a que las personas aprendemos, regularmente, por las experiencias propias, es decir, hasta que vivimos en carne propia las consecuencias de un acto aprendemos la lección del mismo, lo que nos llevaría a conclusiones o preguntas poco aceptables ¿De verdad es necesario que un pequeño bebé se queme para que aprenda que no debe acercar las manos al fuego? Yo, personalmente, creo que no debe ser así.
Existe todo un cúmulo de experiencias y conocimientos que, por siglos, se han conservado y enriquecido con las aportaciones de miles de personas, tanto en lo universal como en lo familiar, y este rico bagaje de conocimientos ha servido para que las nuevas generaciones guíen su camino, aceptar lo contrario sería tanto como desconocer el acervo de experiencias y conocimientos que se han transmitido a lo largo del tiempo en las escuelas, universidades y hogares del mundo. Impensable.
Más bien pienso que se trata de uno de tantos dichos de la llamada “sabiduría popular”, que solo buscan justificar, inexplicablemente, actos que no deberían tener justificación o aceptación alguna, pero que, por designios de una sociedad empática y tolerante en extremo, encuentran no solo explicación y justificación, sino una tolerancia que los valida.
Abordo hoy este tema, iniciando con la reflexión de los párrafos anteriores, a propósito de los muy lamentables hechos ocurridos en nuestra ciudad en días pasados. La muerte de cinco jóvenes por consumo de fentanilo, que por supuesto llenaron de dolor a familiares y amigos y sacudieron la conciencia de los juarenses.
El jueves 15 de mayo se publicó en El Diario de Juárez la nota: “Localizan cocaína en casas donde murieron 5 por sobredosis, pero no fentanilo”, en la que se informó: “En los domicilios, donde cinco personas perdieron la vida y otras tres están hospitalizadas fueron asegurados restos de cocaína pero no de fentanilo, pero será mediante los estudios forenses que se determine la sustancia que provocó la muerte de estas personas, informó la Fiscalía de Distrito Zona Norte.”
“En un comunicado detalló que el primero de los casos fue reportado a las 00:51 horas, en un domicilio de la calle Emilio Molina del fraccionamiento Oasis Revolución, en el que se ubicaron los cuerpos de dos masculinos, identificados en el lugar como Francisco Ariel E. C., y Jesús Miguel G. A., de 23 y 21 años de edad, respectivamente.”
Continúa la nota: “Relacionado con estos hechos, a través del radio operador, se reportó el ingreso de dos masculinos a una clínica particular, uno de ello sin signos vitales, identificado por familiares como Manuel Ignacio B. S., de 19 años de edad. Además de un hombre identificado como David Alejandro B. B., de 21 años de edad, quien llegó en estado crítico a terapia intensiva, con pronóstico reservado.”
“En tanto, a las 02:37 horas de este mismo jueves, se reportó que al interior de un domicilio de la calle Camino Viejo a la Rosita, de la colonia Salvárcar, se encontraban dos hombres sin vida, por causas a determinar. Fueron identificados en el lugar como Armando Isidro M. A., de 53 años, y otro masculino de apellidos M. M., de 39 años de edad, quienes no presentan huellas de violencia”, finaliza la información en cuanto a las personas atendidas por esta situación.
Finalmente, la propia autoridad, en voz del Fiscal de la zona norte, Carlos Manuel Salas, después de las respectivas autopsias de rigor para estos casos, determinó que las personas habían fallecido por consumir una mezcla de cocaína con fentanilo, lo que sin duda representa una fuerte llamada de alerta porque significa que esta droga sintética se empieza a consumir en nuestra ciudad, con resultados fatales como las que ya consignamos.
Es tanto el impacto causado en la sociedad juarense, que el día de hoy en el programa de televisión que conduzco en canal 44, Pido la Palabra, abordamos el tema con especialistas en adicciones, para tratar de entender un poco este fenómeno del consumo de sustancias tóxicas y su inexplicable “normalización” dentro de la sociedad.
Pero empecemos por el principio ¿Qué es el fentanilo? El fentanilo es un opioide sintético producido en laboratorios mediante procesos químicos avanzados. Se sintetiza a partir de compuestos como la anilina y la N-fenil-4-piperidona (NPP). A diferencia de la morfina o la heroína, que derivan del opio, el fentanilo es completamente artificial. Existen laboratorios clandestinos en países como China y México que fabrican fentanilo para el mercado ilegal.
En una búsqueda a través de la IA, encontré que el fentanilo fue descubierto en 1959 por el científico belga Paul Janssen, fundador de Janssen Pharmaceutica. Su propósito era crear un analgésico más potente que la morfina. Comenzó a utilizarse en medicina como anestésico en los años 60’s.
En dosis controladas, el fentanilo produce un alivio potente del dolor y sedación. Sin embargo, en abuso o dosis no supervisadas, puede causar euforia intensa, depresión respiratoria, náuseas, somnolencia y riesgo de muerte por sobredosis. Es aproximadamente 100 veces más potente que la morfina.
¿Existe consumo de fentanilo en México? Sí, aunque el consumo ha sido históricamente más bajo que en Estados
Unidos, va en aumento. Se ha documentado consumo recreativo y accidental, particularmente en ciudades fronterizas. Frecuentemente se encuentra mezclado con otras drogas o en pastillas falsificadas.
México es un país clave en el tráfico de fentanilo. Los precursores químicos llegan principalmente de China e India. Laboratorios clandestinos en Sinaloa, Sonora y Michoacán lo procesan para enviarlo a Estados Unidos. Ciudad Juárez, por su ubicación fronteriza, es un punto estratégico de tránsito. Se han registrado decomisos y presencia creciente de esta droga en la región.
El problema para los juarenses, para las familias fronterizas, es que el consumo tolerado socialmente, para drogas como la cocaína, la mariguana, el cristal y otras, termine por abrirle paso al fentanilo sin que los consumidores siquiera lo sepan, es decir, que al adquirir alguna de las sustancias mencionadas en primer término, ya vengan adulteradas o mezcladas con el fentanilo, lo que las convierte en un auténtico coctel de la muerte.
Y no es que la cocaína, la mariguana, el cristal u otras sustancias tóxicas no sean mortales, estas también invariablemente llevarán al consumidor a graves daños de salud y eventualmente, a la muerte, solo que lleva más tiempo para que esto ocurra, en cambio, el fentanilo tiene unos efectos inmediatos, y más aún cuando se combina con otras sustancias sin conocer adecuadamente ni las dosis ni las reacciones que ocasionará.
Sin duda alguna estamos ante una de las amenazas a la salud, por consumo de sustancias tóxicas, más fuerte de los últimos tiempos en nuestra ciudad, y no es que la adicción a otras drogas no lo sea, claro que lo es, solo que se trata de un sustancia con un alto índice de mortandad pero además que sus efectos se presentan en muy breve tiempo, basta con ver la enorme cantidad de videos de personas en ciudades de EU, como Chicago y Filadelfia, entre otras, que deambulan por las calles en calidad de auténticos zombis, sin voluntad ni control sobre sus mentes y cuerpos, para quienes consumen fentanilo la destrucción total es casi inmediata.
El reto es grande y fuerte, a la autoridad le corresponderá hacer lo conducente, investigar, identificar y detener a quienes trafican con esta sustancia, pero a la sociedad también nos corresponde un papel preponderante en esta tarea: la prevención, y no hay mejor manera de prevenir las adicciones que formando a nuestros hijos en el amor y los valores, en ambientes sanos, inspiradores, vivificantes, motivadores y de profundo respeto a su cuerpo y a su mente, es el mejor camino para evitar que caigan en las garras de las adicciones.