En sus primeros 100 días del segundo mandato, el presidente Donald Trump ha impulsado cambios notables en la Casa Blanca, destacando su compromiso con la fe cristiana y la libertad religiosa. Una de las acciones más simbólicas fue la reciente invitación a casi 100 líderes religiosos para orar y adorar a Jesús en la residencia presidencial, transformando el lugar en una verdadera “casa de oración”.
El evento, liderado por la pastora Paula White-Cain y Jennifer Korn, reunió a pastores y líderes de diferentes denominaciones.
Sean Feucht, líder de alabanza, dirigió momentos de adoración y declaró: “Jesús está siendo exaltado HOY en la Casa Blanca. ¡Las oraciones de millones de personas en todo el mundo están transformando este lugar!”.
Durante la Semana Santa, la Casa Blanca organizó una serie de celebraciones, incluyendo una cena de Pascua con líderes religiosos, himnos interpretados por la Banda del Cuerpo de Marines y servicios especiales de oración y comunión, reafirmando el papel central de la fe en la vida nacional.
Trump emitió una proclama de Pascua junto a la primera dama Melania, uniendo sus oraciones con los cristianos que celebran la resurrección de Jesucristo. El presidente subrayó: “Estados Unidos es una nación de creyentes. Necesitamos a Dios, lo queremos y, con su ayuda, haremos que nuestra nación sea más fuerte, más segura, más grande, más próspera y más unida que nunca”.
La Oficina de Fe de la Casa Blanca, restablecida por Trump, ha ganado protagonismo bajo la dirección de White-Cain, trabajando para empoderar a entidades religiosas, proteger la libertad de culto y combatir la discriminación y el antisemitismo en el gobierno federal.
Líderes como el pastor Samuel Rodríguez destacaron el acceso sin precedentes y el compromiso de la administración con los valores judeocristianos. La Oficina de Fe, afirmó que su misión es dar voz a quienes se han sentido perseguidos por su fe y asegurar que la libertad religiosa siga vigente en EE.UU.
En la cena de Pascua, Trump reafirmó su promesa de defender a los cristianos perseguidos en el mundo y mantener los valores cristianos en la nación. “Con la ayuda de Dios podemos superar todos los desafíos, triunfar sobre todo mal y restaurar el espíritu de fe en Estados Unidos para las generaciones venideras”, afirmó.