Reflexión semanal
Es seguro que todos de alguna manera hemos tenido de “esas noches” como un periodo de tiempos difíciles, un lapso en la vida donde todo parece oscuro y frío. Una temporada donde la luz de un nuevo día parece muy lejano. Las noches de algunos son cubiertas con las sombras de los problemas, las necesidades, o una enfermedad. Hay quienes pasan “esas noches” esperando una noticia que alivie su agonía, noticia que nunca llega. Esas noches pueden cambian la historia de cualquier persona. Lamentablemente “esas noches” ha llevado a muchos a un estado de desesperación y ansiedad, convirtiendo sus días en fríos y oscuros inviernos. Son noches que oprimen el espíritu y aterrorizan el alma.
Esos periodos no son propios de nuestros tiempos, ya en la antigüedad, Job, el antiguo personaje bíblico, sabía de esas largas noches de congoja. Sufrió múltiples desgracias como enfermedad, muerte de su ganado, pobreza, el repudio de su mujer, la acusación injusta de sus amigos, e incluso la muerte de sus hijos. Fue precisamente en esa “larga noche” que él dijo: “… ¿Dónde está Dios mi Hacedor, que da cánticos en la noche?” (Job 35: 10) Lo mejor de todo fue que terminada la “noche” de aflicción, Job sale triunfante (Job 42) y le es restituida su felicidad anterior con el doble de lo que había tenido anteriormente.
El rey David, tuvo muchos problemas y enemigos (Sal. 3:1-2) Pero en medio de todo él esperaba un nuevo día, sabía que “esas noches” pronto pasarían y decía confiado: “Pero de día mandará Jehová su misericordia y de noche su cántico estará conmigo” (Sal. 42:8)
Por lo dicho, podemos aseverar con toda confianza que, en la experiencia de la noche del que sufre, Dios es su único cántico. Es en esas “noches oscuras” de nuestra vida que cantamos a Dios, y de Dios con más ahínco, esperanza y fe que en otros tiempos. Bendito sea nuestro Señor que da cánticos de consolación y esperanza en “esas noche”
Los cánticos en la noche provienen únicamente de Dios, no están en la sabiduría del ser humano. Es por eso que los mejores consejos del hombre lograran muy poco progreso en la noche del que sufre. Sus palabras no son capaces de provocar ningún cántico. No importa cuánto intenten consolar, sólo podrían arrancarle quizá una o dos notas lastimeras de resignación.
En esas noches de la vida, solo podemos recordar las promesas de nuestro Dios que viene a ser como un dulce cántico de paz, consuelo y esperanza a nuestra alma. Es maravilloso, cómo una dulce palabra de Dios inspira muchos cánticos esperanzadores cuando confiamos en Él. Una sola palabra de los labios de Dios, es un bálsamo para el alma. Quien confía en Dios recibe de Él la inspiración y esperanza para sus cánticos en la noche.
Por eso entonces no necesita bombear el corazón con ideas o pensamientos de hombre para alegrarlo. En “esas noches” es tiempo de acudir a Dios, y pedirle un cántico que ilumine la noche. Él tiene lo que usted necesita, Él es el único que puede convertir su noche en día, pues seguro que cada noche tiene su mañana.
Así es que cuando lleguen “esas noches” confiemos en la palabra de Dios que dice“…Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría” (Salmo 30:5b)
Estimado lector, crea en Dios, sea feliz en este mundo y un día vaya al cielo.