Jirones de nuestra historia/El antecedente de la Isla Clipperton
El antecedente de la Isla Clipperton
La Isla Bermeja no es el primer territorio ultramar que pierde México, existe el antecedente de la Isla Clipperton, un atolón situado en el Océano Pacífico, a unos 1,300 kms. de Acapulco, Guerrero; esa isla fue descubierta en 1520 por Fernando de Magallanes, la referenció y la ubicó en sus mapas y la bautizó como Isla Médanos, pero no la reclamó para la Corona Española; en 1527, el Almirante Álvaro de Saavedra y Cerón la redescubrió y sin saberlo, también la bautizó con el nombre de Isla Médanos; en ese mismo viaje, Saavedra descubre las Islas Hawái, cometiendo también el error de no reclamarlas para España.
En 1703, el pirata inglés John Clipperton la ocupa y la usa como refugio para sus fechorías y la bautiza como Isla Clipperton, pero de acuerdo con las normas de navegación de la época, al ser pirata o fuera de la ley, no podía reclamarla para la Corona Británica; en 1725, una expedición científica francesa se instala por unos meses y la bautizan como Isla de la Pasión. Después de independizarse de España, México pone bajo el amparo de su nueva Constitución a todas las islas, islotes, atolones, archipiélagos y penínsulas, incluidas la Isla Clipperton y la Isla Bermeja.
En 1897, el Presidente Porfirio Díaz ordena construir en la Isla Clipperton una base naval y militar y ordena poblar la isla, levantando ahí la Bandera de México; durante la Revolución Mexicana, a todos en tierra firme se les olvidó la Isla Clipperton y sus habitantes, quienes enloquecieron y en horribles hechos, se asesinaron entre ellos, incluyendo a mujeres y niños (Reseña #65: La Isla Clipperton).
Finalmente, en 1931, México pierde la Isla Clipperton en los tribunales internacionales, quienes le otorgan la posesión a Francia.
Ahora vamos con la Isla Bermeja
Esta isla fue descubierta en el año de 1533, por el navegante y cartógrafo portugués Gaspar Luis Viegas, quien, trabajando para la Corona Española, no solo la descubrió, sino que la ubicó, la cartografió y la reclamó para España; dicha isla se localizó a unos 250 kms. hacia el noroeste de la península de Yucatán; Gaspar Viegas también descubrió, bautizó y cartografió la Isla del Triángulo, la Isla Arenas, las Islas Negrillos y el Arrecife Alacranes, todas ellas en la misma área geográfica del Golfo de México, siendo la más alejada de la costa, la Isla Bermeja; rodeada de aguas cristalinas, un suelo rocoso y arenoso y un pequeño farallón o barranco de color rojizo, de ahí el nombre de Isla Bermeja. El mapa original de Gaspar Viegas, permanece en el Archivo di Stato en Florencia, Italia.
En 1539, se imprime y publica en Madrid un documento cartográfico llamado “Yucatán e Islas adyacentes; Islario General de todas las islas del mundo”, cuyo autor, Alonso de Santa Cruz señala e identifica con toda claridad la ubicación de la Isla Bermeja.
En 1544, el navegante italiano al servicio de la Corona Española, Sebastián Cabot, es enviado para verificar que dichas islas realmente existan; Cabot también las ubica y las cartografía, a estas mismas islas y además a las islas de la Sonda de Campeche; según las normas que la Corona Española imponía a sus navegantes, era la de reclamar las islas y territorios descubiertos, ubicarlos, cartografiarlos y enviar los mapas a Sevilla para ser verificados y autenticados, para posteriormente ponerles el sello real y elaborar las cartas de navegación; así sucedió con todas estas islas en el Caribe Mexicano.
La Isla Bermeja no era más que un punto perdido en el Golfo de México, que nunca nadie visitaba ni pasaba por ahí, puesto que estaba fuera de todas las rutas marítimas, era una isla a la que ni siquiera los piratas llegaban, no les interesaba en absoluto, además en esa zona, el mar se ponía turbulento y algunos navegantes que se aventuraban, decían que se les dificultaba ubicarla. Varios marinos y navegantes informaban no poder encontrar ni avistar la Isla Bermeja, sin embargo, al abrirse la ruta marítima entre Coatzacoalcos, Veracruz y Panamá City, Florida, esta nueva ruta pasaba a unos cuatro o cinco kms. de la Isla Bermeja y nunca hubo reportes ni de los marinos ni de pasajeros ni comerciantes que indicaran no haber visto a lo lejos la isla, o que ésta hubiese desaparecido, además de que, en la bitácora de navegación, los capitanes debían mencionar y anotar su avistamiento.
El “Hoyo de la Dona” … ¿apareció el peine?
Desde 1996, Petróleos Mexicanos (Pemex), que opera sus plataformas petroleras en el Golfo de México, desde las costas de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y la Sonda de Campeche, así como las compañías petroleras estadounidenses que operan sus plataformas en las costas de Texas, Luisiana, Mississippi y Alabama, se dieron a la tarea en forma conjunta de hacer prospecciones buscando yacimientos petroleros hacia el mar adentro en el Golfo de México y lo que encontraron les sorprendió.
En 1997, las prospecciones petroleras les indicaron que estaban ante el más grande depósito de petróleo jamás encontrado, en pleno Golfo de México; a este super depósito le llamaron “El Hoyo de la Dona” que contenía un depósito estimado en 22 mil millones de barriles de petróleo. En esa época, Pemex ya estaba planeando prospectar la parte norte de la Península de Yucatán y tenía muy bien ubicada la Isla Bermeja y el Arrecife Alacranes para buscar petróleo en esa área, cuando es encontrado el Hoyo de la Dona.
Más pronto que rápido, Pemex y el Gobierno Mexicano sacaron sus calculadoras, mapas y cartas de navegación; hicieron sus cuentas y resultó que, a partir de la Isla Bermeja, el mar patrimonial de México se extendía por doscientas millas náuticas (370.4 kms.), por lo tanto, el Hoyo de la Dona quedaría exactamente en aguas patrimoniales mexicanas y sujetas a la soberanía nacional, por lo que 22 mil millones de barriles de petróleo no le caerían nada mal a México, pero…nunca falta un pero.
¿A dónde tan rápido y tan peinado?
En 1997, mientras Pemex y el Gobierno del Presidente Ernesto Zedillo ya se frotaban las manos y casi oían el tintineo de la caja registradora ingresando tan descomunal cantidad de petrodólares, cuando Estados Unidos deja sentir su presencia, su presión y su manotazo; es evidente que los gringos también habían hecho sus cálculos y con certeza, habrían llegado a la misma conclusión: que el Hoyo de la Dona le iba a pertenecer a México, por lo que ejercen presión por todos lados, para iniciar una negociación con México. El Presidente Ernesto Zedillo le dio atole con el dedo al Presidente Bill Clinton, alegando que México necesitaba estudiar y analizar muy bien los resultados de la prospección en el Hoyo de la Dona.
Pero en el año 2000 las cosas cambian por completo, Pemex se disponía a explotar el enorme yacimiento de el Hoyo de la Dona, entonces el Presidente de Estados Unidos George Bush, jr, le dice al Presidente Vicente Fox que no se precipite, porque hay que negociar sobre el Hoyo de la Dona; en pocas palabras, ¿adonde vas tan rápido y tan peinado?, era muy bien sabido la relación y la influencia que ejercía George Bush sobre Vicente Fox y convocan al “Tratado sobre la Delimitación de la Plataforma Continental entre México y Estados Unidos”.
Como era de esperarse, México se presentó con toda su documentación técnica, geológica, geográfica que avalaban la soberanía de México sobre el enorme depósito de el Hoyo de la Dona a partir de la Isla Bermeja; pero Estados Unidos se encargó de quitarnos la sonrisa, bajarnos del macho y dejarnos en ridículo, con una simple pregunta: ¿cuál isla?, ante tal cuestionamiento, México, mostrando la ubicación en los mapas, les dice que se trata de la Isla Bermeja y los gringos responden que ahí no hay nada más que puro mar, quedando los mexicanos atónitos, en ridículo … y sin isla.
¿Qué pasó con la Isla Bermeja?, tensión internacional y reclamos internos en México
Entonces la situación se tornó caótica hacia el interior del Gobierno Mexicano y tensó las relaciones con Estados Unidos, quienes no dejaban de señalar que en el punto mencionado como Isla Bermeja no existía nada que no fuera el mar; a muchos les causó extrañeza que Estados Unidos supiera y recalcara con absoluta certeza como era que, en un punto perdido en el Caribe Mexicano, no existiera absolutamente nada.
Petróleos Mexicanos (Pemex), cuya relación con las Fuerzas Armadas y la Marina nunca ha sido muy amorosa que digamos y ya en el paroxismo de sentir como se le esfumaban 22 mil millones de barriles de petróleo, hizo un duro y severo reclamo y señalamiento a la Marina Armada de México, la responsable de vigilar las costas y las aguas patrimoniales de México, en el sentido de que cómo era posible que una isla se hubiera “desaparecido” en sus narices; principalmente a las Quinta Zona Naval, con sede en Ciudad del Carmen, Campeche; a la Séptima Zona Naval, con sede en Yucalpetén, Yucatán; y a la Novena Zona Naval, con sede en Chetumal, Quintana Roo (todas ellas antes de su reorganización en 2022); los reclamos fueron en el sentido de hacer notar el qué estaban vigilando y a qué se dedicaba la Marina Armada de México como para que frente a sus narices se desapareciera una isla.
Como respuesta, la Secretaría de Marina retira su apoyo naval, logístico y de vigilancia a todas las plataformas petroleras, pozos e instalaciones terrestres de Pemex; mientras, el Gobierno del Presidente Zedillo, hace circo, maroma y teatro para tratar de que el tema de la Isla Bermeja no se filtre a la opinión pública nacional, tratando de evitar un escándalo mayúsculo, pero no contaba con un agitador profesional de nombre Andrés Manuel López Obrador, entonces presidente del PRD, quien movió a la bancada legislativa de su partido para comenzar a indagar sobre el misterio de la Isla Bermeja.
En realidad, qué ¿pasó con la Isla Bermeja?, ¿desapareció? o ¿la desaparecieron los gringos?
A final de cuentas, México y Estados Unidos firmaron el Tratado sobre la Delimitación de la Plataforma Continental entre México y Estados Unidos, en el que entre muchas otras cosas, ambos países se comprometieron a no explotar el enorme manto petrolífero de el Hoyo de la Dona durante diez años; pero conociendo a los gringos, que a su vez nos conocen mejor que nosotros mismos y que nos tienen bien tomada la medida, ese espacio de diez años les daría la posibilidad de idear de qué manera nos podrían dejar sin ese petróleo.
En fin, el tratado se firmó, pero Estados Unidos nos dejó la víbora chillando con el escabroso asunto de la Isla Bermeja; los grupos legislativos del PRI y del PAN hicieron mutis sobre el asunto, pero las bancadas del PRD, alebrestadas por López Obrador hicieron ruido diciendo que habían hecho su propia investigación y que sabían que barcos de la Marina de Estados Unidos habían sido vistos desde 1997 en aguas internacionales del Golfo de México y alegaron que la CIA y las Fuerzas Armadas estadounidenses habían desaparecido la Isla Bermeja; primero aseguraron que la CIA la había dinamitado, después dijeron que le habían lanzado unos misiles; mientras que Estados Unidos simplemente negó todo tipo de acusaciones.
A partir de entonces, el Gobierno Mexicano ha tratado por todos los medios a su alcance, confundir a la opinión pública acerca de la inexistencia de la Isla Bermeja o aduciendo que desapareció sola, convirtiéndose en una isla fantasma, lo cual también es muy posible, pero surge la pregunta ¿porqué el Arrecife Alacranes, situado 170 kms al este de Isla Bermeja no desapareció?
Otra situación que despertó la suspicacia de muchos legisladores y mexicanos en general, fue que al ex Presidente Zedillo, así como a los Presidentes Fox, Calderón y Peña Nieto, cada uno en su momento, al ser cuestionados sobre el tema de la Isla Bermeja, se sentían incómodos, el tema les molestaba y terminaban evadiendo el tema, esto hizo pensar a muchos conspiracionistas que ellos sabían mucho más del asunto y que probablemente sabían que Estados Unidos había desaparecido la isla y tal vez la presión y el poder del Tío Sam les obligaba a callar.
El 5 de junio de 2008, en un foro sobre la reforma petrolera, el legislador y ex consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel González Félix, aseguró enfáticamente que la Isla Bermeja había sido hundida y sus escombros yacían a cuarenta metros de profundidad; sin embargo, curiosamente, ningún periodista le cuestionó sobre las pruebas al respecto.
El Gobierno Mexicano realizó tres expediciones científicas para dilucidar que sucedió con la Isla Bermeja. La primera fue organizada por el Congreso y envió buques de la Armada de México, quienes rojos de vergüenza tuvieron que aceptar que la Isla Bermeja ya no estaba. Otra expedición fue ordenada a la UNAM, que, con sus propios buques de investigación marina, fueron más allá al decir que no encontraron indicios de que en el sitio hubiese existido alguna isla. La tercera expedición fue patrocinada por Televisión Azteca, con las mismas conclusiones
Para muchos conspiracionistas, la mayor prueba de que la Isla Bermeja fue destruida por Estados Unidos la ofrece la aplicación de internet Google Earth, en donde si usted busca la Isla Bermeja, el sitio la va a identificar como parte del Estado de Yucatán y lo va a llevar a un punto en el mar, en donde debería estar o estuvo la Isla Bermeja; la verdad no se sabe si Estados Unidos la desapareció para restarle soberanía a México sobre el Hoyo de la Dona (algo de lo que son muy capaces de hacer, pero no existen pruebas), o si la isla desapareció de forma natural, como ha sucedido con otras islas en diferentes partes del mundo, pasando a llamarse “islas fantasma”.
Lo que sí es verdad, es que a México se le esfumaron 22 mil millones de barriles de petróleo de sus manos, haciendo un ridículo monumental al no ser capaz ni siquiera de vigilar bien las islas de su propiedad y desconocer la desaparición de una de ellas.
Fuentes Bibliográficas:
+ memoriapoliticademexico.org
+ upload.wikimedia.org
+ travesiasdigital.com
+ eluniversal.com.mx
+ infobae.com
+ maporrua.com.mx
+ lavanguardia.com
+ clarity.com.mx
+ youtube.com
+ www.gob.mx/semar