*El que siembra odios cosecha coscorrones
*Kike Valles para presidente: duartistas
*Decadencia de corral inició en las faenas
*¿Lo rescata dante? híjole, no recoge cascajo
Al dejar el poder, López Portillo solía disfrutar de la buena mesa asistiendo habitualmente a los mejores restaurantes en Ciudad de México. El gusto le duró hasta que los comensales empezaron a expresar un “guau, guau, guau”, cada vez que lo veían llegar, partiendo plaza. Aquellos ladridos sintetizaban el reclamo social a un presidente que juró, en actuación teatral frente a la Nación, defender el peso como un perro y al final de su sexenio provocó la peor crisis económica del país. No pudo con la humillación y se recluyó en su casa hasta que una vedette de moda se quedó con ella y lo botó.
Como todos saben, el que siembra vientos cosecha tempestades o lo que es igual: el que siembra odios recibe coscorrones. Encerrado en la realidad alterna donde habita, Javier Corral supuso que podía ir de restaurante en restaurante, como cualquier chihuahuense, sin riesgo a sufrir el escarnio popular. Estaba sinceramente convencido de que cruzó el pantano y mantuvo limpio su plumaje, siendo que salió tan manchado como su antecesor, por el daño irreparable que causó al estado y la ira de revancha que despertó en quienes se vieron agraviados con su delirante campaña justiciera.
En las Faenas, Kike Valles, alguien que pasó escondido cinco años evitando ir a prisión por negarse a declarar contra Duarte, le hizo notar que no, que las ofensas acumuladas explotan sin dar oportunidad a la reflexión que aconseja templanza. Le soltó un violento zape –no confundir con sope- que lo dejó destemplado, alimentando el morbo popular del chihuahuita encantado con el chisme, siempre que sea del prójimo. Ha sido el comentario de los últimos días, alimentando las más ingeniosas ocurrencias con cargo el ego lastimado del gobernador con fama de holgazán.
De sólo imaginar la escena causa risa: Corral sentado a la mesa central en posada circunspección, junto a dos amigos que simulan recibir, aletargados, la sabiduría que escurren sus palabras y de pronto llega Kike mentándoles la madre y sin recato suelta el manotazo sobre la cabeza, desahogando las frustraciones e impotencias del tiempo que vivió entre las sombras. Entró en shock: “Estoy teniendo una pesadilla o realmente un infeliz mortal tocó mi cabeza, zarandeando mi preciado cerebro. ¿Javier (Mesta), por favor dime, me pasó esto a mí, al que trajo la justicia en Chihuahua o estoy soñando?. Parece que si, Javier (Corral) y mejor cúbrete por que ahí viene otra vez”.
Desde luego cala, pega en el ego verse humillado así. Se cree bordado a mano y de pronto lo regresan a la realidad con un vulgar manotazo en la cabeza, sin recibir solidaridad de ningún testigo mientras, azorado, mira en todas direcciones como preguntándose qué hice yo pare merecer esto. En adelante, el sentido de persecución lo acosará como al matoncito cobarde que duerme con la luz encendida y, cuando de madrugada, se ventosea estruendosamente se cubre hasta la cabeza pensando que alguien tocó su puerta porque van a buscarlo.
La realidad alcanzó a Javier Corral, Kike Valles es uno de los que más expresó sus sentimientos en público pero hay muchos otros que, con razón o sin ella, añoran toparse y administrarle un tratamiento similar. ¿Nombres de ofendidos? Para qué, todos los conocen, con la estrategia “legal” de “si denuncias a Duarte quedas libre o de o contrario te atienes a las consecuencias”, dejó una larga lista de ofendidos, muchos de los cuales siguen teniendo pesadillas por las noches de infierno que le hizo pasar en prisión.
Hoy cosecha lo que sembró; odio, rencor, apetitos de venganza, injurias. Mañana, como López Portillo, terminará recluido y de no hacerlo seguirá siendo motivo de escarnio popular. Lastimoso destino para alguien que, como nos cantó Alberto Cortez, quiso volar igual que las gaviotas, libre en el aire, por el aire libre y los demás dijeron pobre idiota, no sabe que volar es imposible…
Rompeolas
Kike Valles para presidente, dijeron en el Tierra Blanca al otro día del episodio en las Faenas. Vive nuestro amigo sus mejores días, esperando con ansias la demanda que anunció Corral. De eso pide su limosna, de reflectores que lo pongan al centro de la discusión, pues quiere ser candidato ¿A qué?, a lo que sea, el caso es figurar. Bien, pues acaba de dar el primer e inesperado paso en esa dirección.
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En su respuesta estándar, Corral responsabilizó a la gobernadora Campos y al Fiscal Jáuregui, del zape que le soltó Kike y de lo que pueda pasarle en el futuro. Vaya cinismo del holgazán, si mañana resbala con una cascara de tequila o tropieza con un corcho de Megacero, el que embotella Eloy en Encinillas, la gobernadora o su fiscal serán responsables. Asistimos a la decadencia de Corral ¿se atrevería Dante a rescatarlo? Híjole, tengo dudas, ese lagartón no es de los que recoge cascajo.