Nueva York.- Con miles de muertes indirectas, Nueva York y las zonas de impacto de los atentados terroristas del 11-S aún enfrentan las secuelas de la enorme nube tóxica que las cubrió, pues suman más víctimas en 20 años que la cifra letal que enlutó al país y la lista afectados sigue creciendo.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) tres mil 779 personas han fallecido por afecciones atribuidas a la inhalación de asbesto —que se aloja principalmente en los pulmones—, material de construcción y combustibles cuando las llamadas zonas cero quedaron bajo capas contaminantes; mientras que en los choques aéreos contra las Torres Gemelas, el Pentágono y Shanksville hubo alrededor de tres mil, emblemas que el presidente Joe Biden prometió visitar en el vigésimo aniversario.
En promedio, en las últimas dos décadas han fallecido 189 personas al año, entre empleados, policías, bomberos, rescatistas, estudiantes, peatones de zonas aledañas y voluntarios para demolición, retiro de escombros y limpieza, tan sólo ese día durante largas jornadas de hasta 14 horas continúas.
Y las enfermedades más comunes son cáncer, aerodigestivas, lesiones muscoloesqueléticas y hasta mentales, provocadas por ese humo, que según especialistas se extendió por hasta medio año, pues para recibir ayuda médica deben demostrar, con evidencia, que estuvieron en estas zonas trágicas entre septiembre de 2001 y mayo de 2002.
Además, los CDC detallaron que en el país ya suman 112 mil personas inscritas en el Programa Federal de Salud del World Trade Center para solicitar apoyo médico por este tipo de males progresivos o mortales, como el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión; cifra inferior a las estimaciones de unos 400 mil estadounidenses expuestos al humo tóxico que ensombreció a las mencionadas regiones.
No obstante, este número corresponde únicamente a personas acreditadas en el plan de salud, tras la implementación de la Ley Zadroga de 2015, bautizada en honor al oficial James Zadroga y conocida como Ley de Salud y Compensación por el 11-S y por la que se creó el Fondo de Compensación para las Víctimas del 11 de septiembre de 2001; es decir, sólo contempla a quienes acrediten que estuvieron en el plazo considerado en las localidades afectadas por terroristas, sin importar la ciudad o estado en el que ahora residan, pues la mayoría, aunque proviene de Nueva York, se ha dispersado por el este del país, como Florida, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Virginia, Pensilvania y Connecticut.
Por lo que se estima que el total podría ser mayor, pues el programa sanitario destinado a víctimas del WTC comenzó a operar una década después de los ataques, lo que significa que habría múltiples defunciones todavía sin contabilizar, luego de reconocer que no sólo se trataba de la “tos del World Trade Center”, como se conoció a este malestar.