Reflexión semanal
Cuando permitimos que el fracaso tome un lugar prominente en la vida. Cuando piensas después de haber intentado algo y no lograras alcanzarlo: “He fallado, nunca más voy a volver a intentarlo, soy un fracaso y siempre seré un fracaso” Fracasar no significa haber perdido. Significa que aprendemos a hacer las cosas de otra manera. Hoy no gozaríamos de muchas cosas si sus inventores se hubiesen dado por vencidos en el primer intento.
Vicent Van Gogh, el pintor impresionista holandés, murió sin creer que había pintado obras maestras. Después de una depresión crónica, el pasó el resto de sus días convencido que era un completo fracaso y de un tiro se quitó la vida. Hoy en día, sus cuadros se exhiben en las galerías más prestigiadas del mundo. Estos cuadros pintados por un hombre que se creía un fracaso se venden en millones de dólares.
En tus pensamientos tienes el poder sobre la estima que puedes tener de ti mismo, el hecho de que en una ocasión no hayan sucedido las cosas como lo esperabas, eso no quiere decir que ya debes parar y no seguir intentándolo, no naciste para ser vencido por lo que te digan, pues “Porque cuál es su pensamiento en su alma, tal es él” (Proverbios 23.7) naciste para creer lo que Dios dice de ti, y algo te puedo garantizar Él no piensa que has fracasado y no hay más oportunidades para ti, Él cree que estás lleno de grandes sueños los cuales con su ayuda podrás materializarlo cada uno, pero antes, vacíate de todo pensamiento negativo, eso causa un estancamiento en tu vida que no te dejara avanzar, vuelve a cobrar ánimos, empieza una y otra vez hasta que sucedas, pero por favor no te rindas, es por la fuerza de Jesús que alcanzaras todas tus metas, él tiene en alta estima tu vida, y sus pensamientos acerca de ti son muy buenos, planes de bien ha pensado para contigo (Jer. 39:11) Solo basta que tú te veas como te ve el señor, recuperes el valor que Jesús te dio en la cruz cuando murió por ti y te des cuenta de que estás en este mundo para ser un triunfador.
Inclusive, la muerte de Jesús en la cruz, para el diablo, los religiosos de su tiempo, Jesús había fracaso ¡Pero su muerte en realidad fue su victoria y nuestra victoria!
Dejamos de vivir cuando dejamos de soñar despiertos, cuando ya no tenemos propósito o meta en la vida. Los hermanos Wright, ingenieros y aviadores, un día soñaron que el hombre podría volar. Inventaron, construyeron, y volaron el primer aeroplano del mundo.
Luis Bernet, francés, soñador. Soñó cohetes que llegaran a la luna, y también submarinos, mucho antes de que se hicieran realidad.
Patriotas americanos soñaron con liberarse de Inglaterra, sacrificando aun la vida para hacer realidad su sueño. El fruto de su sueño y sacrificio: más de doscientos países del mundo se rigen por la democracia.
Debemos agradecer a los soñadores su trabajo y sacrificios, pues nos encontramos entre los beneficiados. El que no tiene sueños es como un barco sin vela, o, como una nube llevada de allá para acá, sin rumbo.
Es seguro que lograr hacer realidad un sueño cuesta trabajo, sacrificio, atención, aun vencer obstáculos. Pero llegar a realizar un sueño, se siente realizado y satisfecho, y al final dirás con alegría “valió la pena”